La escritora estadounidense Sherry Jones, hija de militar, cubría noticias locales en Washington hasta que el 11-S la sacudió. Se puso a investigar sobre el islam --"para comprender"--, y dio con la figura de Aisha, la esposa-niña de Mahoma, cuya influencia sobre el profeta le fascinó. Y aprovechando que había hecho un taller de escritura creativa, construyó una documentada ficción sobre ella, La joya de Medina . Random House debía publicarla en agosto del 2008, pero dio marcha atrás. Ediciones B la publica en castellano.

--¿Cuántas veces se ha arrepentido de haber escrito el libro?

--Alguna. Sobre todo cuando Random House decidió no publicarlo en EEUU por recomendación de alguien que les dijo que el libro podía incitar a la violencia a una minoría radical. Empecé a recibir insultos por correo electrónico, y los periodistas no paraban de preguntarme si tenía miedo a morir.

--No es una pregunta extraña.

--Era estresante. Recibía a diario unas 15 o 20 peticiones de entrevistas. Un día hice una con la BBC a medianoche; a las 4 de la madrugada me levanté para conceder otra a una radio de la Costa Este; una hora después hablé con un medio árabe, y a las 6 di otra más. Me fui a dormir llorando. Y acabé refugiándome en la casa de unos amigos en la montaña. Pero hasta allí me llegó la noticia de protestas en Serbia.

--Toca usted la figura del profeta, y la de una de sus esposas.

--Había imaginado una cierta controversia, pero no podía esperar que dijeran que era un libro pornográfico antes de que saliera a la calle. Una vez en el mercado, a algunos no les ha gustado que haya humanizado a una figura sagrada. Pero, de hecho, a mí nadie me ha amenazado.

--Pues allá donde va le montan un dispositivo de seguridad.

--No soy yo quien lo pide.

--Algún motivo hay.

--Se caldeó el ambiente cuando tres hombres musulmanes atacaron a Martin Rynjal, mi editor en Gran Bretaña, colocando un artefacto incendiario en el buzón de su domicilio, en Islington, al norte de Londres, aunque no se sabe el motivo. La prensa británica habló de intento de asesinato, pero los tres hombres no han sido acusados de terrorismo.

--"Sin libertad de ofender no hay libertad de expresión", dice Rushdie.

--Estoy de acuerdo. ¡Incluso el diccionario puede ofender a alguien! Pero se ofende quien quiere. Particularmente pienso que, cuando nos sentimos ofendidos, eso dice más de nosotros que de la persona que supuestamente nos ofende. Y cuando una obra de arte ofende a una cultura, le da una oportunidad de progresar.

--No todos lo ven igual.

--Hay minorías violentas, pero no solo en el islam. Mire a Roberto Saviano... Aunque no estoy de acuerdo con la violencia, como escritora, me parece alentador que se dé tanta importancia a la palabra escrita. Es un testimonio de su inmenso poder.

--Todo empezó con un intento de comprender el islam tras el 11-S.

--Sí. Aquel día llevaba a mi hija al colegio. Al oír la noticia en la radio me quedé sin respiración. Sentí un profundo dolor, no solo por las víctimas, sino por la muerte de una forma de vida. Semanas después, un amigo algo bocazas que había visto imágenes de mujeres afganas bajo el régimen talibán en la tele, me dijo: "Vendrán aquí y nos lo quitarán todo, echarán a la niñas de la escuela y mandarán a las mujeres a casa". Y yo, feminista, no tenía ni idea de que había mujeres que vivían en la opresión. No veía la tele. Fui a la biblioteca y descubrí que la opresión a las mujeres no es un imperativo del islam, y descubrí la figura de Aisha y la naturaleza pacífica de Mahoma. Vi que las personas que oprimen a las mujeres y atacan a inocentes en nombre del islam distorsionan la idea de religión que pregonó el profeta.

--Dice usted que Mahoma era progresista.

--Mahoma era feminista. Fátima Mernissi explica muy bien que dio a las mujeres derechos que no habían tenido antes, como el de testificar ante un tribunal o heredar propiedades, cosa que en EEUU no sucedió hasta el siglo XX. Y, mientras fue el líder de la comunidad, hombres y mujeres rezaron juntos. Trató a sus esposas con respeto. Antes de él, la mujer era propiedad del hombre.

--Trece siglos después, en algunas partes, también.

--Depende de los países. Ocurre que muchas mujeres no saben leer el Corán y acatan las decisiones de sus maridos, que les aseguran que la opresión es islámica.

--Mahoma tuvo varias esposas. ¿Qué gracia tenía Aisha?

--Decía las cosas claras, era compasiva, fuerte, influyente... ¡La persona que me gustaría ser! Personalmente, me conmueve el momento en que tiene 9 años, su madre la asea y la pone en el regazo de Mahoma. ¿Qué debió de sentir esa niña

--¿Pánico? El profeta tenía 52 años.

--Tuvieron una gran historia de amor. El murió en sus brazos. Confiaba en ella.