En estos tiempos de directivas europeas restrictivas conviene recordar que los inmigrantes son personas. Ellos también sienten, padecen y, sobre todo, tienen sueños. Un novio para Yasmina no pone los pelos de punta como las últimas historias filmadas por Ken Loach, En un mundo libre , o Fatih Akin, Al otro lado , pero es un fiel reflejo de la vida que llevan los extranjeros. En este caso, en España, en un pueblecito de Extremadura. Yasmina, interpretada por Sanaa Alaoui, una actriz que ni siquiera sabe español y tuvo que aprenderse el guión con un profesor, es una joven marroquí sin papeles que está enamorada de un policía local. Como no es ningún florero, además de casarse, pretende estudiar una carrera y demostrar lo que vale. Ese es su sueño. La realidad es otra cosa. En el pasado festival de Málaga, Un novio para Yasmina , primer largometraje de Irene Cardona consiguió algo muy difícil: ser premiada tanto por el jurado como por el público.