Estupenda sorpresa ayer en el entrenamiento vespertino del Cáceres Patrimonio de la Humanidad. Apareció por el Multiusos José Antonio Marco, que hacía un par de meses que no veía a sus compañeros porque se había marchado a Murcia después de sufrir una trombosis. Esa dolencia, ya superada, le obligó a dar por concluida la temporada, pero él sigue sintiéndose muy verdinegro.

Marco recibió una oleada de abrazos por parte de todos, especialmente de sus grandes amigos en el vestuario, como Luis Parejo, Guille Corrales y Nikola Rakocevic. Pero la alegría era general porque su problema había generado mucha preocupación interna.

Ahora, la cuenta atrás para que vuelva a las pistas se ha iniciado. Hace un par de semanas fue operado y se le extrajo un pequeño trozo de costilla en la zona donde había tenido la trombosis. El objetivo es asegurarse que no vuelva a sucederle lo mismo.

Al mismo tiempo que encara la recta final del curso universitario --estudia en Cáceres en la Facultad de Ciencias del Deporte-- Espera recibir el visto bueno para ejercitarse con intensidad en breve. De ahí, su paso a las canchas será rápido. La incógnita es saber si el Cáceres cuenta con él para la próxima temporada. De momento, el club no se ha expresado al respecto. Según el jugador, los plazos de su recuperación le permitirán, en principio, estar totalmente disponible cuando arranque la pretemporada 2017-18.

A la espera

Mientras tanto, sus compañeros preparan el partido del próximo domingo, cuando visitarán al Barcelona B. Al menos a última hora de la tarde de ayer aún no se había recibido notificación alguna de la Federación Española sobre lo sucedido en el partido ante el Araberri. El Cáceres Patrimonio de la Humanidad espera que no haya sanción a ninguno de sus cinco jugadores que fueron descalificados entre el tercer y el último cuarto. La pasada temporada hubo un episodio similar entre Leyma Coruña y Melilla y ningún implicado se quedó sin jugar el siguiente encuentro.