Pocos pueden dudar que la carrera del que muy probablemente será el sustituto de Carlo Ancelotti está marcada por Almendralejo. Rafa Benítez era un entrenador semidesconocido en 1997 cuando fichó por el Club Fútbol Extremadura. Unos meses después, había liderado el segundo ascenso a Primera División del equipo azulgrana, donde permanecería una campaña más. Tras un cierre de temporada agónico, el equipo extremeño bajó, pero Benítez dejó una profunda huella en la ciudad. Y la ciudad en él, por descontado.

En sus sucesivos éxitos desde entonces no ha dejado de tener presente que fue el Extremadura el que le dio una gran ocasión. Sendas etapas en Valladolid y Pamplona se habían cerrado con amargas destituciones. Siempre ha dicho que en Almendralejo fue muy feliz y que le aportó mucho a su forma de ver el fútbol y la vida aquellos dos años. Otro ascenso con el Tenerife (2000-01) fue solo el anticipo a dos sorprendentes Ligas ganadas con el Valencia (2001-02 y 2003-04) y una inolvidable Liga de Campeones con el Liverpool (2004-05). En Inglaterra se convirtió en un ídolo para la afición red , que todavía le reclama. Los de Inter de Milán, Chelsea y Nápoles --los dos últimos años-- son los otros banquillos de lujo que ha ocupado. Ahora puede regresar al Madrid, un club en el que llegó a ser ayudante de Vicente del Bosque en los albores de su carrera. También jugó en la cantera blanca. Se trata de un desafío gigantesco que está convencido de que puede encarar, aunque, como dijo Florentino Pérez ayer, no habrá noticias oficiales al respecto hasta la semana que viene.