Nadie se lo esperaba, ni Renault, ni Fernando Alonso, ni los rivales, ni los miles de espectadores vestidos de azul que casi tiran abajo la grada N entre gritos y bocinazos. Puede que sean las mejoras en el R28, sus manos o la química con el Circuit, qué importa. El caso es que Alonso luchó ayer contra todo pronóstico por la pole y la tuvo en su mano hasta el último instante, en el que el Ferrari de Kimi Raikkonen se la arrebató por 79 milésimas. Los dos campeones compartirán primera línea hoy (14.00 horas, Tele 5). El finlandés, con licencia para ganar; el español, con permiso para soñar.

Después de frotarse los ojos una y otra vez, la parrilla sigue siendo la misma: Alonso incrustado entre los dos Ferrari, por delante de los BMW, de los McLaren, de Lewis Hamilton.

El español, pesimista por naturaleza, dijo el viernes que no había que "vender la moto" por sus buenos cronos en los libres. No estaba a gusto con el coche. Pidió al equipo el cambio del chasis y cogió el de repuesto. Y dio resultado: tercero en la primera manga de la sesión, y cuarto en la segunda, la prueba de fuego en la que todos van descargados de gasolina y con neumáticos nuevos.

ACARICIANDO LA POLE Y Alonso se la jugó en un fin de semana en el que solo Iceman ha encontrado los reglajes desde el primer día. El español descargó su coche de gasolina y buscó una pole con la que ni siquiera soñaba. Logró la primera línea, sí, pero penalizando la estrategia de carrera pues deberá de ser de los primeros en parar en boxes.

Pero había que aprovechar esa ocasión. De los 17 vencedores en Montmeló, 14 han ganado saliendo desde la pole. Raikkonen se la arrebató por milésimas, pero el milagro está obrado.

De pensar solo en arañar uno o dos puntos a soñar con el triunfo. Ya no es cosa de locos. "Es difícil que Alonso pueda ganar, pero todo puede pasar. De momento, ya está delante y es una buena ocasión para él. Desde luego puede acabar en una posición muy fuerte. Y creo que puede luchar por la victoria, ¿por qué no?", dijo Raikkonen, el principal favorito al triunfo. "La pole demuestra que el coche va muy bien", constata claramente el finlandés

SORPRESA GENERAL La posición de Alonso dejó boquiabierto a todo el paddock. "Es la mejor noticia del día", confesó Pedro Martínez de la Rosa.

Nelshino Piquet, el compañero de Alonso, consiguió pasar a la Q-3 en décimo lugar y ahí se quedó, a siete décimas de Alonso, que voló en la crono, especialmente en la complicadísima curva Campsa. "Hasta el viento me ha ayudado", reconoció el asturiano que se la jugó donde el aire sopla con más fuerza.

Pero el bicampeón sigue erre que erre. "No tenemos la mejor estrategia", desveló en relación a su poca carga de gasolina en la ronda de calificación definitiva. "Y sigo pensado que el objetivo de la carrera puede estar en la séptima posición". Pero eso será hoy. Ayer tocaba disfrutar.

"No me lo esperaba, en absoluto. Cuando pasé por meta sabía que había asegurado la primera línea y estoy feliz por mí, por el equipo, y por los miles aficionados que han venido, que siempre me apoyan, independientemente de los resultados o del equipo en el que corra. Prometo darles más. O intentarlo. Ellos, como yo, saben que los entrenamientos son una cosa y la carrera, otra", explicó el bicampeón del mundo.

Es seguro que los alrededor de 125.000 espectadores que hoy repetirán en el circuito de Montmeló vendrán pensando que Alonso puede premiarles su fidelidad con un podio. Fijo.