Dicen que la gloria es para los valientes y el Gran Premio de Hungría premió a los que confiaron en su talento, en su arrojo, en su intuición, en sus posibilidades. La alocada carrera de Hungaroring reportó el triunfo a la energía de Daniel Ricciardo, a la fe en su pilotaje.

El circuito magiar engrandeció aún más a Fernando Alonso, capaz de luchar por el triunfo con un coche muy inferior, parapetado en el agua las primeras vueltas, en su estrategia, en sus manos, en su capacidad de gestionar los neumáticos. La última carrera antes de las vacaciones confirmó una vez más que Lewis Hamilton jamás se rinde, que es capaz de pelear por todo incluso saliendo desde el pit lane.

La crono mide la velocidad pura del coche, la carrera premia el talento para adelantar, la consistencia para rodar al mayor ritmo uno y otro giro, la capacidad de gestionar la estrategia, las situaciones límites. Alonso mejoró el año pasado 36 puestos en carrera sobre lugares en la parrilla de salida. Ayer sumó la 19 de esta temporada. "Se han dado circunstancias complicadas, muchas combinaciones, cosas difíciles de ejecutar, pero lo hemos hecho todo bien y estoy muy contento", confirmó el ovetense.

Como siempre hace en agua --y un aguacero empapó el asfalto del circuito a media hora del inicio--, Alonso eligió arrancar y cubrir la primera vuelta por fuera de la trazada, lejos de la goma depositada en la pista que se vuelve más resbaladiza con la lluvia. "Fuera del hule", como él dice siempre. Adelantó a Daniel Ricciardo, incluso pudo con Sebastian Vettel, pero el tetracampeón alemán, con coche ideal en agua por su enorme carga aerodinámica, le devolvió la jugada.

Rosberg, Bottas, Vettel y Alonso rodaban agrupados cuando el accidente de Marcus Ericsson hizo entrar el coche de seguridad. La pista se estaba secando y los neumáticos intermedios estaban en las últimas. Los cuatro primeros ya habían pasado por meta y no pudieron reaccionar para entrar el box. Sí lo hicieron Ricciardo, Massa, Magnussen y Button, justo por detrás.

Los dos McLaren erraron y colocaron de nuevo ruedas intermedias, Massa montó el liso duro. Solo Ricciardo se atrevió con el blando, y ahí ganó la carrera. Rosberg, Bottas, Vettel y Alonso entraron una vuelta después y regresaron al pelotón de coches agrupados por detrás. "No hubo suerte ahí, y eso me obligó a adelantar en pista", dijo el bicampeón español, ayer feliz, muy feliz, aunque no ganara.