Los seguidores del Chelsea se volvieron a quedar el miércoles con la miel en los labios y están furiosos. La ira de los blues por la derrota que les deja sin viaje a Roma se concentra en una persona: Tom Henning Ovrebo. El árbitro noruego, al que acusan de no haber pitado algún que otro supuesto penalti contra el Barca, tuvo que abandonar ayer Gran Bretaña bajo protección policial.

A su llegada a Oslo se encontró con varios mensajes de hinchas vengativos, amenazándole de muerte. Alarmada, la dirección del Chelsea emitió un comunicado condenando "cualquier amenaza dirigida contra jugadores, colegiados o aficionados" y asegurando que "de encontrarse pruebas" de esos mensajes "se tomarán las medidas más severas".

EL MANCHESTER, CONFIADO Mientras en Londres se insistía ayer en la teoría de la conspiración, en Manchester ya se habla de la final contra el Barça. Uno de los veteranos, Paul Scholes, confía en su equipo. "Tenemos más calidad que nadie y se ha podido comprobar a lo largo de la temporada", dijo el centrocampista pelirrojo, que marcó el gol del triunfo del United en la eliminatoria de la pasada temporada ante el Barça. Los diablos rojos afrontarán el domingo un duelo clave ante el Manchester City para sentenciar la Liga.