«No se jugó para cumplir, se jugó para ganar», dijo Jorge Sampaoli, feliz en su debut. Argentina derrotó por la mínima a Brasil en Melbourne (Australia) en un amistoso (0-1). Las 95.000 personas que fueron al estadio y los argentinos y brasileños que madrugaron para verlo por televisión seguramente se sintieron decepcionados. Pero Sampaoli tenía razones para estar contento. Apenas trabajó cuatro días con sus jugadores y no regresa a Buenos Aires con la temida derrota. «Valoro la actitud y el entusiasmo de los futbolistas. Nos faltó profundidad pero estimula mucho ganar a Brasil porque es un clásico. De cara al futuro siempre sirve».