No hay que engañarse. A pocos jugadores les gusta lo que inició ayer la plantilla 2010-11 del Cáceres 2016: largas y sudorosas sesiones de preparación física en las que el balón se huele poquito. También los entrenadores están deseando trabajar en la pista, transmitir sus ideas, proyectar los sistemas. Pero todos lo reconocen imprescindible para que las piernas hagan caso en nueve meses de competición, por lo que la resignación es el denominador común. Otra cosa es la fe que se respira ya dentro del vestuario de cara a una temporada llena de retos y con la vocación de estar arriba y de, quizás, lograr plaza de ascenso a la ACB.

Fue un estreno de sabor 100% español, ya que ninguno de los tres extranjeros compareció. Ya se sabía que Jeff Xavier --recientemente casado-- y Ryan Humphrey --alegó que debía asistir a un cumpleaños familiar-- no desembarcarían en Cáceres hasta el próximo jueves. Pero al menos se esperaba a Jelani McCoy, que a última hora también comunicó "motivos personales" para no volar desde su California natal. Ahora se ha anunciado que partirá hoy para llegar mañana a la ciudad extremeña.

La historia no es nada inhabitual en el mundillo del baloncesto español y europeo, ahora y hace 30 años. Los jugadores americanos apuran sus días de vacaciones a sabiendas de que lo que les está esperando en sus nuevas ciudades no son partidos, sino gimnasio. Gustavo Aranzana ni se inmutó por el mini chasco de McCoy. Lleva demasiados años en esto el entrenador como para considerarlo un contratiempo serio. "Solamente les he dicho a los jugadores en el vestuario que sean bienvenidos", contó. Los bártulos se los ha cedido casi en su totalidad a Mario Hellín, el preparador físico, que intentará hacerles lo más llevadero posible a los jugadores estos primeros días tan duros.

Canas y acné

Bajo el techo ardiente del Multiusos, y con un puñado de irreductibles hinchas viéndolo todo desde el palco, Hellín evalúa ya cuál es el estado en el que han llegado los diez profesionales. Un ramillete tan dispar en el que el más veterano (Lucio Angulo, 37 años) podría ser perfectamente el padre del más joven (Luis Filiberto García, 17). Pero tanto uno como otro, con matices, transmiten lo mismo: pasión e ilusión por el basket y por llevar al Cáceres lo más alto posible.

Cuando habla Lucio, los demás escuchan. Ha tenido un verano muy didáctico: en Londres aprendiendo inglés y en San Sebastián sacándose el título de entrenador nacional. Dice que ha ganado peso, pero cuesta trabajo creerle porque le sigue distinguiendo un físico huesudo. Aún así, no le hace ascos a ser "quinto pívot o tercer base". Hará lo que le pidan y le parece bien que Aranzana haya dicho que le dosificará para que no llegue fundido al final, como pasó hace unos meses en los playoffs ante el Burgos.

"Estamos expectantes a ver qué sucede esta temporada. Hemos hecho un grupo muy equilibrado. Tengo curiosidad por ver cómo funciona", analiza, reacio a decir si el Cáceres tiene una de las cuatro o cinco mejores plantillas. "Tenemos que apostar por la coherencia y la sobriedad, ser muy humildes, no pensar que con los nombres se gana", explica en ese tono algo guardiolesco . "Sin retos no te mueves. Es el punto de partida que debe tener todo jugador", apostilla.

A Filiberto, el teenager criado en Ruta de la Plata, estudiante de segundo de Bachillerato en el Norba Cesarina, no le importa perderse los botellones con sus amigos porque el basket profesional lo requiere. No parece ponerse muy nervioso ante una grabadora. "Tengo una gran ilusión porque me hayan brindado esta oportunidad. Ahora lo que me queda es trabajar mucho para aprovecharla", dice.

Le queda mucho para llegar a la élite, pero no tiene mala pinta con sus 2,02 de estatura. Nada mejor que presentarse por sí mismo: "Soy alero, tengo buen tiro, creo, y me falta penetración. Intentaré ser el mejor jugador posible". Las bromas de sus mayores las llevará "con filosofía". "Supongo que me tocará llevar las maletas más de una vez", pronostica. Quizás esas maletas lleguen rodando algún día de mayo a las puertas de la ACB, pero falta tanto para eso...