Una plaga de ausencias ha sacudido a los defensores del título. Tan solo dos de los campeones olímpicos hace dos años en Londres (Anthony Davis y James Harden) vuelven a lucir las barras y estrellas de su país. Lo que sería una hecatombe para cualquier equipo no los es para EEUU: ocurrió lo mismo en el 2010 cuando, con un equipo totalmente nuevo, se coronó en Turquía. Pese al aluvión de bajas entre lesiones y renuncias, el coach K ha reunido un bloque 100% NBA rebosante de talento y hambre.

Lebron James, Kobe Bryant, Carmelo Anthony, Andre Iguodala, Chris Paul y Russell Westbrook se habían ido borrando por el camino. Pero lo peor llegó a menos de un mes para empezar el torneo, cuando en una semana se sumaron la lesión de Paul George y las renuncias de Love y Griffin. La puntilla la puso Kevin Durant, MVP de la última edición de la NBA y el símbolo de la selección, al bajarse del tren justo tras anunciarse sus nuevos acuerdos publicitarios. El dinero de los suculentos contratos ha pesado, para muchos, más que el oro.

Quizás por encima de los jugadores, Mike Kryzewski es el hombre del resurgir de EEUU. Tras los tres fracasos seguidos en los Mundiales del 2002 y del 2006 y en los Juegos de Atenas del 2004 crear un nuevo redeem team (el equipo de la redención) se convirtió en cuestión de estado. Dos oros olímpicos y uno mundial avalan el trabajo técnico de Duke, zorro viejo de esos que también suman puntos de banquillo. Las victorias olímpicas en Pekín y Londres ante España se decidieron en la recta final y por detalles. Como decía Rudy Tomjanovich, "nunca subestimes el corazón de un campeón". H