La selección de Brasil parte como favorita en la final americana de la Confederaciones, en la que el equipo de Estados Unidos tratará de demostrar que puede hacer historia y que su presencia en este partido es algo más que la gran sorpresa del torneo.

Precisamente la historia es lo que está a favor de Brasil antes del partido del "sueño americano", ya que los brasileños han ganado en catorce de los quince precedentes entre ambos equipos, el último hace tan solo diez días en esta misma Copa, en el que se impuso por 3-0. El favoritismo de Brasil es consecuencia del potencial de su juego, pero sobre todo de la línea de resultados que ha seguido en la competición.

Un comienzo dubitativo en el primer partido, ante Egipto, al que ganó por 4-3 en el último segundo y de penalti, dio paso a dos victorias contundentes ante Estados Unidos e Italia por 3-0, antes de resolver con apuros el partido de semifinales contra sudáfrica por 1-0.

A pesar de que en ese encuentro la selección de Brasil no jugó bien y tuvo que apelar a la calidad de Dani Alves para resolver el atasco de su equipo con un lanzamiento de falta, el seleccionador nacional brasileño, Carlos Verri Dunga ha encontrado el bloque tipo y no introducirá cambios respecto a la alineación que ha sido habitual en los últimos partidos.

Con el central Juan lesionado, tan sólo Miranda podría entrar en la formación inicial en lugar de Luisao, aunque lo más probable es que sea el central del Benfica el que se mantenga en el eje de la retaguardia junto a Lucio.

Los demás integrantes del equipo serán los que consolidaron la titularidad precisamente desde el encuentro de la primera fase ante los estadounidenses.

Por su parte, el conjunto norteamericano que prepara Bob Bradley ha tenido una evolución sorprendente en el torneo. Tampoco se espera que revolucione la alineación respecto a la que se impuso a los españoles, aunque no podrá contar con Michael Bradley, el futbolista que da equilibrio al centro del campo por delante de la defensa y que fue expulsado ante España.