DNIPRO: Boyko, Fedetskly, Cheberyachko, Douglas, Leo Matos, Fedorchuk (min. 68, Bezus), Kankava (min. 85, Skakhov), Matheus, Rotan, Konoplyanka, Kalinic (min. 78, Seleznyov).

SEVILLA: Sergio Rico, A. Vidal, Carriço, Kolo, Tremoulinas, Mbia, Krychowiak, Reyes (min. 60, Coke), Banega (min. 86, Iborra), Vitolo, Bacca (min. 82, Gameiro).

GOLES: 1-0 (m. 7) Kalinic. 1-1 (m. 28) Krychowiak. 1-2 (m. 31) Bacca. 2-2 (m. 44) Rotan. 2-3 (m. 73) Bacca.

ARBITRO: Martin Atkinson, inglés. Amarillas a Kankava, Krychowiak, Kalinic, Carriço, Bezus, Bacca, Rotan. Matos.

Tres días después de quedarse a un punto de meterse en la segunda competición europea, el Sevilla se ganó el derecho a entrar en la Liga de Campeones por la puerta grande, directamente a la fase de grupos. Dos goles de Bacca y uno de Krychowiak dieron al equipo andaluz una nueva Europa League ante el novato Dnipro (2-3), la cuarta en cuatro finales disputadas, con lo que se convierte en el rey de una competición de la que ha hecho su cortijo y se la ha quedado pequeña. La temporada que viene será el quinto equipo español en la Champions.

Desde su posición de claro favorito, el conjunto sevillista acometió el asalto a la final con mucha convicción, se fue sin vacilaciones a por un rival neófito en estas lides y no tardó en encontrar la primera oportunidad de ponerla a su favor con una media vuelta de Bacca, héroe de la final con dos goles.

En un contrataque eléctrico el Sevilla se vio por detrás tras un cabezazo de Kalinic.

Un contratiempo al que respondió el Sevilla con mayor fe todavía, liderado por Reyes y sobre todo por Krychowiak, decidido a dar lo mejor de sí mismo antes sus paisanos. El despliegue en todos los terrenos del centrocampista polaco resultó emocionante durante el tramo en que su equipo tuvo que nadar contra corriente y, después de un buen remate de cabeza picado en un córner al que respondió Boyko con una parada espectacular, acertó a cazar la dejada de espaldas de Bacca en otro saque de esquina y empató con un derechazo inapelable (m. 28).

No dieron un respiro los de Emery al conjunto ucraniano y tres minutos más tarde habían volteado el marcador con un tanto de Bacca. Pero los ucranianos no se rendían y tras una magistral falta volvieron a empatar.

A la agitación con que acabó el primer tiempo sucedió en el segundo una fase de control y equilibrio, que solo Bacca fue capaz de desequilibrar para dar la cuarta Liga Europa al Sevilla.