En una temporada donde las buenas noticias escasean y todo parece salirle del revés al Real Madrid Castilla, que suma solo cuatro puntos en las once primeras jornadas; un jugador está empeñado en recordar que aunque los resultados no acompañen la labor formativa de la cantera sigue gozando de buena salud.

Su nombre es Jorge Franco si bien hace tiempo que futbolísticamente renunció al mismo para darse a conocer como Burgui , apodo que este extremeño sencillo en las distancias cortas y polivalente sobre el césped debe a su localidad de origen, Burguillos del Cerro. A la casa blanca había llegado desde el Diocesano, donde Burgui, que ayer cumplió 20 años, deslumbró con su calidad.

A Burgui le costó convencer a Toril de que podía ser una apuesta fiable. Así, en las cuatro primeras jornadas apenas dispuso de media hora ante el Sporting.

Esa suerte cambió, sin embargo, cuando salió en la segunda parte ante el Barça B. Desde entonces ha tenido oportunidades en todos los partidos y en todas las posiciones de ataque. Porque esa es quizás una de sus mayores virtudes, la capacidad para adaptarse con garantías al entorno en el que decidan situarle.

Bien sea caído al extremo, como enganche o como principal referente ofensivo; su actitud y su predisposición para el trabajo en beneficio del grupo le permiten rendir siempre y firmar buenas actuaciones.

Así se le ha podido ver pegado a la línea de cal, de hombre más adelantado incomodando la salida de balón rival ante el Lugo o desenvolviéndose en la mediapunta asomado al balcón del área en el último encuentro liguero ante la Ponferradina, donde marcó un tanto.

Su entrenador reconocía tras empatar a uno con los bercianos que es en ese lugar donde le prefiere: "Es un chico que se adapta bien a varias posiciones porque es dinámico y juega bien entre líneas. A mi me gusta más de segundo punta, creo que es donde puede evolucionar más aunque también lo puede hacer por fuera. Iremos manejando un poco eso en función de cada partido y de lo que necesitemos".