En el Cacereño no quieren euforia y sí concentración. Todos los mensajes de cara al choque del domingo ante el Azuaga (12.00 horas, Príncipe Felipe) son unidireccionales: el mensaje es que será un encuentro difícil, de los más complicados que restan, y el triunfo de Badajoz puede ser un arma de doble filo, para lo bueno o para lo malo.

El Azuaga, que tendrá afición en el partido una vez concretado el cierre de un autobús con seguidores, llega como un adversario de especial complejidad. La filosofía de su entrenador, Antonio Jesús Cobos, de mirar el juego ofensivo por encima de cualquier otra cuestión, se torna peligrosa si le sale bien ante el líder. El cuadro de la Campiña Sur ha salido del bache en el que estaba instalado y ya venció al nada sencillo Calamonte el pasado domingo (2-0) para seguir en la pomada de la lucha por los cuatro primeros.

En el CPC, además de ese mensaje unitario y las llamadas a la afición, destaca ahora que la enfermería se está vaciando, casi del todo. E incluso Santi Polo, que preocupaba tras retirarse antes de tiempo del Nuevo Vivero, parece que no tiene lesión añadida y que son molestias musculares. Queda saber si Fran Minaya ya entra en la convocatoria tras cuatro encuentros fuera de la misma por su esguince de rodilla, del que parece ya recuperado definitivamente. Y si Nando González ya cuenta también.