CACERES PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD: José Marco (11), Luis Parejo (12), Carlos Toledo (4), Rolandas Jakstas (6), Víctor Serrano (7) --cinco inicial-- Ibrahima Thomas (24), Sergio Pérez (9), Tomeu Rigo (0), Alvaro Frutos (6), Guillermo Corrales (3).

MELILLA: Josep Franch (10), Asier Zengotitabengoa (15), Marcos Suka (12), Edu Gatell (7), Brandon Walton (17) --cinco inicial-- Jorge Sanz (4), Pablo Almazán (8), Héctor Manzano (0), Eloy Almazán (5), Edu Hernández-Sonseca (9).

MARCADOR POR CUARTOS: 22-22, 40-35 (descanso), 51-52, 71-71, 82-88.

ARBITROS: Pinela y Zafra.

Acabó la temporada. El Cáceres Patrimonio de la Humanidad perdió su tercer partido de playoff ante el Melilla --segundo seguido en la prórroga-- y clausura su regreso a la LEB Oro (80-84). Lo hace con la sensación de que globalmente la campaña ha sido buena, pero también la frustración de que ayer, otra vez, se pudo ganar. Solo un inexplicable error infantil lo impidió.

La primera parte transcurrió a golpe de triple. Los dos conjuntos parecieron 'pasar' de sus interiores y se dedicaron a bombardear la canasta rival con lanzamientos lejanos... con un porcentaje bastante razonable de aciertos.

El Cáceres salió con muchas ganas de prolongar la eliminatoria, encontrando bien a sus lanzadores, apostados a menudo en 6,75. Recuperó para la causa a Alvaro Frutos y Luis Parejo.

Tras pequeñas ventajas del Melilla (7-12, min. 4), los verdinegros se hicieron con las riendas con un juego desinhibido y dinámico. Poco importaba que Rolandas Jakstas --premiado antes del inicio del encuentro como el mejor jugador del Cáceres de la temporada, por los votos de la afición-- no tuviese su mejor día. Primero se llegó al final del primer cuarto con empate (22-22) y después siguió el tira y afloja en un partido entretenido y que no parecía tener el dramatismo propio de los playoffs .

El intercambio de triples era el escenario perfecto para jugadores como Sergio Pérez, por ejemplo. Víctor Serrano reivindicó el papel de los pívots en la última jugada del primer tiempo, cuando con un '2+1' reeditó la máxima ventaja de los locales (40-35) para marcharse al descanso. La esperanza de prolongar la serie bullía en el Multiusos.

MEJORIA VISITANTE El Melilla hizo menos concesiones al regresar de los vestuario. Empezó con un parcial de 0-7 la segunda mitad, un mensaje claro de que le iba a resultar molesto estar en Cáceres hasta el domingo y exponerse, quizás, a un quinto partido. Asier Zengotitabengoa, el afilado tirador que militó en el equipo extremeño hace unos años, demostró su clase con una racha encestadora que completó el cambio de escenario (43-48, min. 24). Ñete Bohigas, claro, tuvo que parar el partido porque la única noticia positiva que manejaba era la prematura cuarta falta de uno de los pívots rivales, Edu Gatell. Pero Melilla dispone de una plantilla lo suficientemente lujosa como para que eso no pareciese un drama. No había rendición en el Cáceres, desde luego, por mucho que su oponente fuese imponiendo poco a poco su calidad. La sociedad que formaron inesperadamente Guille Corrales e Ibra Thomas levantó la situación al final del tercer cuarto (51-52) y empató al inicio del cuarto (54-54). Lo mejor es que tanta actividad y tanto entusiasmo ayudó por fin a levantar al público, parte importante siempre.

Dos triples de Sergio Pérez terminaron de encender el pabellón (60-58, min. 34). El final iba a ser apretado sí o sí.

Corrales se sentó, sustituido por Marco, pero Thomas siguió en pista como poseído, asumiendo un papel protagonista que, en teoría, no le correspondía. Fue brutal el triple que se clavó para volver a poner a los suyos por delante (69-68 a 1.09).

El Melilla perdió el balón a continuación y el senegalés, claro, volvió a pelársela desde 7 metros. No la metió. El siguiente en lanzar un triple fue Marcos Suka y también encontró el aro, lo que dejó al Cáceres en una situación diáfana. Parejo anotó los dos tiros libres (71-68 a 11 segundos). De forma absolutamente estúpida, los locales, que todavía no estaban en bonus, no hicieron falta para forzar los dos tiros libres de Melilla y ocurrió lo peor que podía pasar: Suka esta vez sí la clavó desde lejos para empatar (71-71 a tres segundos). Increíble. Parejo no lo arregló y se llegó a la prórroga.

En los cinco minutos extra, los visitantes aprovecharon el subidón moral --como suele pasar-- y sentenciaron a un rival digno, que los había hecho sudar tinta. Algo es algo.