Entre una nube de fotógrafos, cámaras de televisión y micrófonos, emergió Fernando Alonso. Eran las 9.30 de la mañana. El piloto hacía su entrada en Hungaroring con la cara de quien ha sido masacrado por su equipo y por la FIA. Justo por detrás, su padre, José Luis, y su mánager, Luis García Abad. Dejaron los bártulos en el motorhome de McLaren, Alonso se refugió en su cuarto y mánager y padre se dirigieron inmediatamente al motorhome de Renault. Ya no hay nada que esconder.

Los protagonistas tampoco tienen nada que comentar. De momento. El ambiente en McLaren es irrespirable y nadie puede asegurar que Alonso cumplirá su contrato de tres años, ni siquiera él. "¿Crees que es posible seguir así tres años", le preguntaron. "No lo sé", respondió. "¿Te lo vas a replantear". "No lo sé". Mejor no decir nada.

BRIATORE EN ESCENA La llave de su salida del equipo la tiene Ron Dennis, pero el patrón de McLaren prefiere tenerle a disgusto, que ganando carreras en un equipo rival. Solo hay una persona que puede encontrar una solución: Flavio Briatore. El italiano es un especialista en contratos, conoce a Dennis y sus debilidades y, por supuesto, gozaría devolviendo la jugada al inglés, que le robó a su joya un año atrás.

"Yo tengo la esperanza de que Fernando regrese a Renault", dijo esta semana Pat Symonds, el venerable jefe de ingeniería de Renault. "Cuando uno es joven, siempre piensa que el jardín del otro lado de la valla es más verde, ¿no? Eso es así para todo tipo de empleados que se van a otros equipos y cuando regresan dicen a menudo: ´No era lo que pensaba que iba a ser", explica el británico. "En la fórmula 1, Fernando solo pilotó para Minardi antes que para nosotros, así que probablemente miró a equipos como Ferrari y McLaren y pensó: Humm...", añadió.

Abad, el mánager de Alonso, visitó también a Briatore el viernes... y el sábado. Ayer se fue al motorhome de Renault acompañado del padre del piloto, José Luis. Media hora después de que ambos regresaran a McLaren, llegó a Renault Mario Thiessen, director deportivo de BMW, que semanas atrás ya proclamó su admiración por Alonso. Ni Thiessen ha renovado a Nick Heidfeld, ni Briatore a Giancarlo Fisichella. Y no lo harán hasta que Alonso aclare su futuro.

Pero se vaya a Renault, a BMW o se quede en McLaren, Alonso quiere ganar este título. Desde el sábado sabe que se ha granjeado el respeto de los miembros del equipo que antes celebraban las victorias de Hamilton por el mero hecho de ser inglés. "Supongo que él, en la próxima carrera, tendrá una relación diferente a la que tenía en esta, porque no creo que estén muy contentos", dijo tras la carrera. De hecho, en la ceremonia del podio, estaba Anthony Hamilton, su hijo Nicholas y poco más. Ningún barullo de hombres vestidos con el rojo Vodafone de las celebraciones. "Lo del sábado fue nuevo para el equipo. Que Hamilton no les haga caso, que les desobedezca era algo que no habían experimentado y supongo que hoy se lo querían hacer ver", explicó el asturiano.

Tras el parón veraniego llegarán las carreras de Estambul, Monza y Spa --que en principio benefician a Ferrari--, antes de llegar a Fuji, el último circuito lento para McLaren. China y Brasil pueden igualar las cosas. "El año pasado también pintaba muy mal a dos carreras del final y gané el campeonato. El último en tirar la toalla seré yo", dice el bicampeón.