La selección española de fútbol aterrizó ayer en el aeropuerto de Madrid-Barajas con una hora de retraso procedente de Buenos Aires, y con los rostros de los jugadores muy serios, tras la derrota en el partido amistoso del miércoles frente a Argentina por 4-1.

La expedición al completo llegó a Madrid en un vuelo chárter, pero pocos salieron al exterior pues la mayoría enlazaron con otros vuelos.

El único que quiso pronunciarse brevemente fue Sergio Ramos, que restó importancia al entusiasmo con que los medios de comunicación argentinos han acogido el triunfo de su selección frente a España, y comentó que "da igual lo que se publique allí", porque "hemos demostrado que podemos ganar títulos".