El partido llega con unas cuantas noticias y algún que otro debate posible. Santiago Cañizares, el portero que mejor temporada ha hecho en nuestro país junto a Andrés Palop, va a ser el titular.

Hay quien lo pinta como un guiño a los veteranos, prefiero pensar que es un reconocimiento a un año excepcional. Andrés Iniesta, otro de los que va a escribir páginas importantes en nuestro fútbol, va a gozar de su oportunidad y ésa es otra apuesta por el talento.

España va a tener también alas, con José Antonio Reyes --que debuta-- y Joaquín, que quiere ganarse un hueco en el equipo. Pero el foco del partido para Luis Aragonés va a estar en dos hombres: Cesc Fábregas y el capitán Raúl. Son los dos únicos jugadores que están en condiciones de cambiar el guión del seleccionador para octavos de final. De su actuación y del peso que tengan en el partido va a depender que puedan reabrirse dos debates. Ambos vienen avalados por su gran segundo tiempo ante Túnez.

Hoy es el día para demostrar que en el banquillo hay jugadores con hambre, con fe para hacer algo grande. Luis Aragonés se ha ganado esta licencia, de cambiar a los once jugadores de una tacada. Puede que el movimiento del seleccionador dé apariencia de trámite al partido, pero no lo es. España sacará un equipo competitivo y netamente superior a Arabia para conseguir su tercera victoria consecutiva en este Campeonato del Mundo. No me gusta llamarle la España B y sí la otra España, con la defensa, excepción hecha de Carlos Puyol, que ha protagonizado la fase de clasificación.

Qué raro se nos hace que España juegue un partido en un Mundial y no sentir palpitaciones. Tiene menos emoción, pero vamos a disfrutarlo desde la tranquilidad. Parece contra natura y ojalá sea este el Mundial contra natura en el que crucemos el umbral de los cuartos de final.

Llega al tercer partido con los deberes bien hechos, con siete goles a favor y solo uno en contra. Sabemos ganar, gustar, sufrir y levantarnos. Seremos primeros de grupo y nos jugamos más en el Francia-Togo que en nuestro partido ante Arabia, por mucha prima de 52.000 euros por cabeza que les haya puesto su sultán.