Cuando se habla de jugadores que marcan la diferencia, es evidente que se habla, entre otros, del español Cesc Fábregas, el futbolista que lidera al Arsenal del francés Arsène Wenger, que ayer, en el segundo día del llamado boxing day , la jornada navideña de la Premier League en la que se juegan partidos casi todos los días para celebración de las familias y niños ingleses, salió del banquillo de los gunners para convertirse en el gran protagonista del día, marcar dos de los tres tantos de su equipo y situar a su equipo a tres puntos del Chelsea, en el segundo puesto de la clasificación del campeonato inglés de fútbol.

EMERGENCIA Cesc, que empezó el partido en el banquillo al acabarse de recuperarse de un pequeño tirón en su muslo izquierdo sufrido, hace diez días, frente al Hull (1-1), no tuvo más remedio que saltar al campo cuando Wenger temió perder el partido debido a que el joven Nasri era incapaz de llevar el peso del juego ofensivo ante un sólido Aston Villa, que se presentaba en el Emirates Stadium empatado a puntos con el Arsenal en el segundo puesto de la clasificación de la Premier League.

Fábregas salió, en el minuto 57 por Denilson, y todo cambió de repente. En solo tres minutos, el catalán, que sigue siendo la pieza más codiciada por el Barcelona de cara a la próxima temporada, generó dos clarísimas ocasiones de gol, que erraron sus compañeros en los últimos metros. Tuvo que ser el propio Cesc quien, a los ocho minutos de su aparición en el campo, abriría el marcador al aprovechar una falta que le hicieron a él mismo en la lejanía del área visitante. El catalán superó la barrera con facilidad e introdujo el balón en la escuadra derecha de la porteria de Brad Friedel. 1-0 y partido encarrilado para los de Wenger.

No contento con eso, Cesc recibió, seis minutos después, un pase en profundidad de Walcott, penetró en el área y superó a Friedel en su salida. Era el 2-0 que resolvía el partido. Pero todo parece indicar que fue en esa acción cuando el catalán volvió a lesionarse en el muslo izquierdo y tuvo que ser sustituído por Wenger, en el minuto 81. Fueron, sí, 24 minutos prodigiosos, pero demasiado caros para el Arsenal de Arsène Wenger, que sin Cesc no es el mismo equipo.