Si a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) no le importa un churro el balompié femenino y alrededores la verdad es que lo disimula muy bien. Hartos de ver durante todo el año agravios y orfandades, hasta mandan árbitros de Tercera a pitar partidos de Superliga, llega el epílogo del ejercicio y llevan la final copera a La Palma. Y no tengo nada en contra de nuestras maravillosas y añoradas Islas Canarias. Pero sí de que los dos equipos vayan, y sobre todo vuelvan, en el mismo avión, de que compartan hotel y de que sus aficionados tengan que empeñar las pestañas si quieren estar con su equipo. Menuda impresentable chapuza.

*Periodista