La rusa Alina Kabaeva se proclamó ayer, domingo, campeona olímpica del concurso completo individual de gimnasia rítmica, en una final en la que la española Almudena Cid (de sangre extremeña, pues sus padres son de Brozas), por tercera vez consecutiva entre las mejores en unos Juegos, acabó en el octavo puesto.

Kabaeva, doble campeona mundial (Osaka´99 y Budapest 2003) y que hace cuatro años se colgó el bronce en Sydney, se adjudicó el título en Atenas 2004 con 108,400 puntos, por delante de su compatriota Irina Tchachina (107,325) y la ucrania Anna Bessonova (106,700). Kabaeva, de 21 años, accedió a la final después de dominar las clasificatorias y apenas tuvo dificultades para mantenerse así hasta el final, siempre con Tchachina y Bessonova a su estela.

ANTES, NOVENA Cid, la única gimnasta en disputar tres finales olímpicas consecutivas desde que en Los Angeles´84 este deporte irrumpió en los Juegos, llegó a la final en la novena plaza.

La gimnasta vitoriana comenzó la final con una puntuación de 25,125 en el ejercicio de aro, la séptima mejor puntuación de entre las diez finalistas. Después fue octava con la pelota (25,000) y con las mazas (24,900).

A pesar de haber obtenido la peor nota en la cuarta y última rotación, con la cinta, Almudena Cid consiguió terminar su tercera final olímpica en la octava posición con 98,450 puntos, sólo por delante de la griega Eleni Andriola y la bielorrusa Svetlana Rudalova. Almudena Cid llegó a Atenas tras disputarse durante todo el año la plaza, en los gimnasios y en los despachos, con su sucesora natural, la alicantina Jennifer Colino. La polémica sobre cuál de ellas debería estar en estos Juegos la zanjó hace dos días con el billete para su tercera final.

Ayer empezó soñando con el diploma olímpico y al final, el octavo puesto (el ocho, dice, es su número) lo ha hecho realidad.