INGLATERRA: Robinson; Neville, Ferdinand, Terry, Ashley Cole; Hargreaves; David Beckham (Lennon, m.52, Carragher, m.118), Frank Lampard, Gerrard, Joe Cole (Crouch, m.65); Wayne Rooney.

PORTUGAL: Ricardo Pereira; Miguel Brito, Fernando Meira, Ricardo Carvalho, Nuno Valente; Luis Figo (Helder Postiga, m.86), Tiago (Hugo Viana, m.74), Petit, Maniche; Cristiano Ronaldo, Pauleta (Simao Sabrosa, m.63).

ARBITRO: Horacio Elizondo (Argentina). Expulsó con roja directa a Rooney (m.61). Amonestó a Petit (m.43) y Ricardo Carvalho (m.111) y a Hargreaves (m.107).

Inglaterra se despidió del Mundial tal como se presentó, dando pena, la única sensación que ha dejado y que culminó ayer en una lamentable tanda de penaltis. Marcó uno de cuatro, y convirtió a Ricardo en el héroe de un pobre partido (0-0) sin más emoción que esa sentencia final. Ni siquiera Lampard y Gerrard, dos de los almirantes de la decepcionante escuadra del tristísimo Eriksson, un cobarde de mucho cuidado que ha llevado a este equipo a la perdición, estuvieron a la altura. Portugal, que falló dos lanzamientos, continúa su aventura de la mano del mago Felipao .

En la peor situación, Portugal siempre encuentra el camino para salir adelante. El equipo es el retrato de Scolari, un técnico que le saca jugo a todo y que juega siempre al límite, dispuesto a pagar el precio que sea con tal de ganar. No hay más que verle actuar en la banda, donde se mueve como nadie, convertido en una figura más del partido. Contagiado por ese espíritu, Portugal cae a menudo en la sobreactuación. Cuando el fútbol no da para más, llega la comedia, el enredo, la confusión, trabas de todo tipo que acaban desquiciando al rival. Ocurrió con Holanda y se repitió ayer con Inglaterra.

EXPULSION DE ROONEY Siempre hay alguien que pica en el anzuelo y, claro, con Rooney de por medio, era fácil imaginar quién caería esta vez en la trampa. Una pugna con Carvalho acabó sacando de quicio a este delantero con alma de hooligan que soltó una coz delante del árbitro y se fue a la ducha a los 61 minutos. Entró Crouch y jugó solo contra todos. Colgado de esa percha, Inglaterra se echó adelante, sufrió menos y jugó como nunca.

Y todo a pesar de Eriksson. Si le interesa ganar, lo disimula muy bien. Desde que empezó el Mundial, ha ido dando pasitos atrás. Ayer, salió con Rooney como único delantero, y con una maraña de centrocampistas que más que aliarse parece que se estorben. El único distinto es Joe Cole. Hay otro, Lennon, pero ha sido víctima del peso del nombre del desesperante Beckham. Tuvo que esperar a que se lesionara para entrar en juego y erigirse en el mejor amigo de Crouch. La cuestión es por qué no tiene valor para sacarlo antes, la misma pregunta que hay que hacerle a Pekerman con Messi.

Así que unos y otros tenían algo en común. El gol es un milagro. Sin Deco, a Portugal todo le resulta más difícil. Nadie puede ejercer su papel y el equipo fue siempre previsible, con pases cantados, ahora aquí, ahora allá, y al final siempre Ronaldo o Figo. Sin apenas ocasiones, salvo disparos lejanos, el partido tenía que morir en los penaltis. Y ahí suele morir Inglaterra.

FELICIDAD "Ha sido un partido electrizante. Esperamos seguir haciendo historia", afirmó tras el choque un exultante Scolari. En el otro bando, Eriksson se resignaba inútilmente: "Estaba convencido de que podíamos llegar a la final".