La llegada de un deportista a un cargo político siempre me ha parecido una muy buena noticia. En el caso extremeño, también lo es, en mi opinión, el nombramiento de Conchi Bellorín como nueva directora general de Deportes de la Junta.

Conozco a la judoca pacense desde hace ya bastantes años. Siempre me ha parecido una deportista ejemplar y un referente para la base. Se ha labrado una carrera importante, con enorme sacrificio --una larga temporada fuera de la región incluida-- y sus resultados excelentes, culminados con una presencia olímpica en Londres 2012, su mayor logro.

Este periódico ha informado durante julio que Guillermo Fernández Vara , el presidente extremeño, había pensado en otra persona pero al final, por unas u otras razones, se ha decidido por Bellorín. Si algo ha distinguido a la deportista es su capacidad para trabajar y dialogar. En lo personal siempre ha sido de mentalidad muy abierta, con una condición de relaciones públicas muy marcada.

No dudo que Conchi vaya a hacer todo lo posible por hacer del deporte extremeño su nueva obsesión, bien entendido el término porque evidentemente lo dará todo en este nuevo 'tatami' para ella. A obstinación nada la ganará, desde luego. A ilusión tampoco, me ha recordado.

Sin embargo, hay un aspecto que sí me despierta una incógnita, más bien una inquietud. ¿Podrá Bellorín compatibilizar su cargo con la continuidad como deportista de élite? El tiempo lo dirá, pero creo que tamaña responsabilidad merece ser ejercida 'a full time'. En política, el deporte casi siempre está en segundo plano, por desgracia.

La dirección general de Deportes no debe ser un cargo de representación. Sería un error mayúsculo concebirlo como tal. El deporte merece un respeto, opino. De momento, la judoca, ayer medallista en la Copa de España en Valencia (ahí sí que no hay duda alguna sobre su efectividad) se vuelve a marchar a una concentración de una semana con la selección española.

Muy por encima de ello, reitero que confío en Conchi, una chica estupenda, una deportista con mayúsculas. Lo de su condición de gestora ya habrá tiempo de juzgarlo. De momento, en poco tiempo, tendrá que abordar el siempre espinoso tema de las ayudas con los clubs y deportistas de élite, uno de los asuntos estrella de su departamento. Y esa es una verdadera prueba de fuego. Si sale indemne de ahí, tendrá mucho ganado.