Nadie en el Deportivo parece capaz de cerrar la crisis originada hace 13 días, después de que el guardameta Gustavo Munúa agrediera a Dudu Aouate, su rival por un puesto. Ayer se escribió un nuevo capítulo de esta opereta con un juicio rápido en un juzgado de Betanzos (La Coruña) celebrado después de que la fiscalía decidiera actuar de oficio tras ver en numerosos medios el rostro del meta israelí amoratado con seis puntos de sutura en la ceja y dos más en el pómulo. La justicia ha tomado la delantera para condenar a Munúa a seis meses de prisión, evitables si abona una multa de 3.600 euros.

Mientras, Aouate se reserva todavía la posibilidad de emprender acciones legales contra su agresor. Tiene un año para pensárselo, con lo cual es posible que ambos dejen el Deportivo y el asunto siga coleando. Ayer fue la primera vez que Aouate y Munúa se vieron las caras tras el altercado. "He venido porque me han mandado, para decir la verdad. La he dicho y a partir de ahora lo más importante es el equipo", explicó Aouate mientras Munúa se marchaba sin hacer declaraciones.

POR SEPARADO Apartados de la rutina del equipo, el uruguayo por el puñetazo y el israelí por una supuesta mala actitud previa al lance, ambos se entrenan con José Sambade, el técnico de porteros del Depor. Pero no se ven. Lo hacen en horarios diferentes. La situación tiene difícil encauzamiento.