Extremadura: Arturo; Garmendia, Roberto Rodríguez, Fabios, Aláin; Aitor Santos, José Ignacio (Samir, M. 64), Ortiz (Cobos, M. 75), Luis Valladar; Asen y David Carmona (Cabello, M. 64).

Córdoba: David Valle; Carrión, Hugo Pina, Mariano Fernández, Israel; Verza, Juan Navarro; Ruano, Arnal (Flores, M. 74), Txiki y Javi Moreno.

Arbitro: Enrique Ortiz Blanco (Madrileño). Muy bien, de lo mejor que ha pasado este año por Almendralejo (3). Amonestó a José Ignacio (45´), Aitor Santos (62´)/ y Javi Moreno (83´).

Incidencias: Entrada más floja que en jornadas precedentes en el Francisco de la Hera. Apenas 1.300 personas. Y eso que cerca de 500 eran seguidores del equipo visitante que se hicieron notar sobre todo en el fondo sur del estadio almendralejense.

Hace mucho que acuñó la frase don Alfredo, pero es que le viene al pelo al partido de ayer en el Francisco de la Hera. Los jugadores del Extremadura están legitimados para decir eso de "jugamos como nunca", aunque habría que retocar el final y el "perdimos como siempre" quedaría en un "no supimos ganar", que no es poco con lo que venía lloviendo". El bloque de Ortuondo parece que sigue motivándose especialmente cuando tiene al Córdoba enfrente y ayer acabó igualando a nada (0-0) ante el decepcionante cuadro califa simple y llanamente porque no dio con la llave de la portería de Valle.

Los azulgranas dominaron claramente la primera parte del encuentro y buena parte de la segunda, acumulando las ocasiones más numerosas y también las más claras. Pero hasta Asen está pagando el desfondamiento generalizado por el que pasa el equipo almendralejense y falló al menos tres que otras circunstancias hubiesen tenido un epílogo muy distinto. Pero lo del madrileño es sólo un ejemplo. Desde el minuto 2, cuando Garmendia centró con intención para intentar soprender al meta rival, y hasta el 89, en un cabezazo de Cabello que mereció mejor suerte, los locales gozaron de un impresionante rosario de ocasiones que dilapidaron para desesperación de la grada. Especialmente brillante se vio a un Luis Valladar que debió arañar con justicia su revólver para dotarlo de al menos un par de muescas. Pero el de ayer no era el mejor día para dejar de fumar . Si en los duelos anteriores se hubiese jugado con el patrón de ayer, en todas las suertes salvo el gol, el Extremadura seguiría metido en la pomada y en condiciones de merecer un lugar en la soñada liguilla. El cambio fue tan notable como estéril.

DECEPCIONANTE Pero ya que el Extremadura esta vez no decepcionaba a su parroquia, salvo en la materialización de unos goles que mereció, el rol lo capitalizó el Córdoba. Parece poco lógico que un equipo que se supone que anda jugándose lo que se juega el bloque verdiblanco, con el potencial y los jugadores que tiene, llegase ayer a Almendralejo a hacer lo que hizo. Un equipo tan plano no puede aspirar a mucho, aunque no es precisamente el Extremadura quien puede darle lecciones al respecto. Así las cosas, el empate, que no satisfizo a nadie, fue la implacable receta para dos equipos que no pasan por su mejor momento precisamente.