Cuando el Extremadura anunció en el verano de 2012 el flamente fichaje de Antonio José González 'Curro', las primeras palabras del 10 azulgrana fueron las siguientes: "Vengo a devolver al Extremadura a Segunda B". Aquello quedó grabado a fuego en la memoria de muchos seguidores azulgranas y, por supuesto, en la del propio Curro. Amén de su promesa eterna al presidente, Manuel Franganillo. Cuatro veranos después, la deuda sigue encima de la mesa, una espina que trata de hacer desaparecer: "estoy en deuda con esta afición y, sobre todo, conmigo mismo. Vine para ascender y no me pienso ir sin ello. El domingo lo tenemos delante de nuestra gente y ya toca". Suspira tras la respuesta. Pesa tanto en su conciencia como el fútbol que lleva en sus botas.

Curro, auténtico cerebro de la sala de máquinas azulgrana, afronta su tercera liguilla. En su primer año se llevó un doble chasco, primero ante el Toledo y, poco después, ante el Granada B. La del pasado año, ante el Arenas, fue la segunda decepción. "Y a la tercera va la vencida", corta en seco. De aquello dice haber aprendido: "la veteranía te hace reflexionar. Ante el Granada salimos a lo loco y empezamos perdiendo. El clima se nos volvió en contra. Esta vez tenemos las cosas más claras. Hay que salir a jugar con tranquilidad, a por el partido, pero sabiendo bien lo que haces".

Agradecido

Curro está integrado desde hace años en Almendralejo, donde reside y trabaja. "Este pueblo me ha dado mucho cariño y es hora de devolvérselo". Idolo para los pequeños, bandera del club. Curro tiene deudas pendientes, pero sobre todo dos: "una con mi mujer y la otra con Manuel Franganillo. Voy a devolverle todo lo que ha hecho por mi y dejar al Extremadura en Segunfa B sería magnífico".

Tras 156 partidos oficiales de azulgrana, Curro tiene el domingo una nueva oportunidad de cumplir su cometido. De cerrar una antigua y romántica promesa.