AEK ATENAS: Chiotis; Borbokis, Kostenoglou, Kapsis (Moras, m.20), Kreek (Nalitzis, m.81); Georgeas, Zagorakis, Katsouranis, Tsartas; Okkas y Lyberopoulos (Ivic, m.64).

DEPORTIVO: Francisco Molina; Héctor, Naybet, Andrade, Romero; Sergio (Duscher, m.65), Mauro Silva; Víctor, Juan Carlos Valerón, Luque (Diego Tristán, m.70); y Walter Pandiani (Scaloni, m.77).

GOLES: 0-1, M.12: Pandiani. 1-1, M.86: Tsartas.

ARBITRO: Thomas McCurry (ESC). Amonestó a Lyberopoulos, Sergio, Héctor, Tsartas y Okkas.

El Deportivo estuvo muy cerca de derrumbar el muro ateniense, lo tuvo todo a favor para iniciar la Liga de Campeones con un triunfo, pero no supo dar la puntilla y se aprovechó de ello el hombre de más clase del AEK para empatar a cuatro minutos del final y firmar el 1-1 definitivo, un resultado al que parece abocado el cuadro gallego en la capital griega.

El equipo de Javier Irureta, en vez de aprovechar su superioridad en el marcador y en las botas de sus futbolistas, dejó crecer a un AEK muy limitado pero muy animoso y lo pagó con unas tablas que, sin ser del todo malas, son bastante peor resultado que un triunfo que estaba casi en la mochila deportivista.

Y es que el cuadro del serbio Dusan Bajevic demostró que, con sus deficiencias y recursos de no muy elevada envergadura, nunca se rinde. En la pasada edición de la Liga de Campeones se despidió sin perder un solo partido. Empató los seis de la primera fase.

Los hombres de Irureta se lamentarán ahora de no haber buscado con más fe la meta griega, de no haber forzado más la máquina y de no haber manejado el balón en el segundo periodo --sobre todo en la última media hora--, porque de haber continuado con el control del primer periodo el triunfo sería suyo.

Todo se le puso de cara, porque a los doce minutos el uruguayo Walter Rifle Pandiani propinó un duro golpe a los aficionados y jugadores griegos.

Sin embargo, en el segundo tiempo, el Deportivo comenzó a perder el balón y, por lo tanto, el sitio. El ex sevillista Tsartas, hasta entonces desaparecido en combate, comenzó a mostrar su fina zurda. El trabajo, el coraje y el empuje de los correosos griegos comenzó a generar problemas.

Los griegos empezaron a creer en sí mismos. Tsartas amagó, Okkas obligó a Molina a hacer la primera parada e Ilija Ivic lo tuvo todo a favor para igualar, pero su disparo ante el meta español se marchó fuera. Y, al final, Tsartas sí decidió con su gol.