Una pitada de más de dos minutos de duración despidió al Madrid en el Santiago Bernabéu en la noche del miércoles. La eliminación en Copa ante el Leganés fue el colmo para una afición que ve como su equipo no para de hundirse y el técnico, Zinedine Zidane, no encuentra solución. Son múltiples las claves de la eliminación y ahora será el técnico el que debe analizar este descenso hasta el infierno-.

Incapaz de ganar en casa

El Madrid se despidió de la Copa con una sonrojante estadística: fue incapaz de ganar de local a ninguno de sus rivales, aunque fuesen de otra categoría. Comenzó empatando a dos ante un equipo de Segunda B como el Fuenlabrada, repitió resultado en el Bernabéu frente al Numancia de Segunda y cuando se enfrentó a un rival de Primera, el Leganés, cayó derrotado. Había ganado en todos los partidos de ida a domicilio en encuentros similares, sin fútbol pero explotando una pegada salvadora que se apagó cuando le hizo falta.

El ‘plan B’ ya no funciona

Los jugadores que han sustituido a futbolistas contrastados como Pepe, James o Morata, no han dado la talla que exige el Madrid y Zidane no ha ayudado a que lo consiguieran. El fin de su política de rotaciones masivas en Liga, provoca que cada vez que juega la segunda unidad sea en bloque en Copa, aumentando la posibilidad de brillar por la falta de mecanismos de grupo en el juego y las oportunidades acaben convirtiéndose en un examen final con la obligación de brillar.

Excesos de confianza

El Madrid se vio en semifinales antes de jugar y ese exceso de confianza le salió caro. La actitud de los jugadores no fue la adecuada tras el triunfo de la ida, sin la preparación psicológica que requería un partido de cuartos de final. No lo transmitió Zidane desde el momento en el que diseñó la convocatoria. Sin nada que jugarse ya en Liga, con una pelea que llevará hasta final del curso por mantener puesto de Liga de Campeones, dio prioridad a la competición doméstica antes que a la Copa, dejando en la grada a jugadores claves como Cristiano, Bale, Marcelo o Kroos. Tan solo dos de los que jugarán seguro la ‘final’ ante el PSG en el once y porque regresaban de lesiones, Ramos y Benzema, más un tercero con opciones, Nacho, por la sanción en competición europea que debe cumplir Carvajal.

Un equipo poco trabajado

El tanto que acaba costando la eliminación madridista retrata a Zidane y el trabajo que debe realizar un técnico en la preparación de los partidos. Lo marcó tras acción a balón parado, un saque de esquina, el jugador más fuerte del Leganés en el remate, Gabriel, que no era marcado por el defensa más potente en el juego aéreo del Madrid, Sergio Ramos. Hasta que no llegó ese gol no se ajustaron las marcas y el capitán madridista se ocupó del marcaje. Son detalles de pizarra que plasman sobre el césped un partido poco trabajado por el entrenador y su cuerpo técnico. Mantuvo el 4-3-3 de la resurrección ante el Dépor con otro perfil de jugadores, con espacios enormes entre líneas, desajustes que pagó la defensa y una falta de actitud en el primer acto que costó cara.

Ausencia de un líder

Cuando le venían mal dadas al Madrid, siempre aparecía un jugador que asumía el liderazgo y una unión del grupo para reaccionar a base de carácter. Esta temporada ese orgullo ha desaparecido en los partidos en los que comienza perdiendo, hasta en doce partidos de este curso. Tan solo fue capaz de remontar en dos (Al Jazira en el Mundial de Clubs y Dépor en Liga) y esa lucha hasta el final que iba en el ADN madridista se ha esfumado. Ya no hay goles salvadores en el último suspiro y la mayoría de los partidos es la impotencia la que marca los minutos finales. En Copa solo Lucas Vázquez y los goles de Borja Mayoral se salvaron. Jugadores como Marco Asensio o Isco no ejercieron el papel que debían ante la ausencia de los líderes naturales.