Sergio García se apuntó otro fracaso en su intento de adjudicarse un primer título de Grand Slam, después de ceder en un desempate a cuatro hoyos frente al irlandés Padraig Harrington, que fue finalmente el que levantó la Jarra de Plata del Open Británico, su primer ´Grande´.

García, un muchacho de Borriol (Castellón) de talento precoz para el golf pero ya con 27 años, desperdició la mejor ocasión de su vida para alcanzar la gloria que otorga el ´British´, el torneo de mayor prestigio del planeta.

Mientras es lógico pensar que, por su juventud y calidad, García dispondrá de más ocasiones para asaltar un Grande, la felicidad viajó a la cercana Irlanda, ya que Harrington, de 37 años, firmó 67 golpes en la última ronda para atrapar a García (hoy 73) y destrozarle, después, en los hoyos de desempate.

Al menos un europeo rompió el maleficio desde 1999, el año en que el escocés Paul Lawrie obtuvo precisamente en Carnoustie el último Grande para el golf europeo.

La sensación tras la intensa jornada es que a García se le escapó el torneo. El castellonense afrontaba la jornada como líder en solitario y con tres golpes de renta. Esta llegó a ser de cuatro, pero Harrington llegó desde atrás para amargar la tarde al mejor golfista español del momento.

El irlandés llegó al hoyo 18 con un golpe de ventaja sobre García, pero inesperadamente Harrington envió la bola al agua para anotarse un doble "bogey".

El español, entonces con ventaja para el 18 de un golpe, tenía todo a su favor. Sin embargo, su segundo golpe aterrizó en el "bunker". Sacó bien la bola, pero ésta se detuvo a dos metros del hoyo y el "putt" que le podía dar la victoria rozó el hoyo para verse abocado al desempate.

García rozó devolver al golf español a la cima de este deporte, podría haber sumado para España el octavo título, después de los de Severiano Ballesteros (Open Británico en 1979, 84 y 88, y Masters de Augusta en 1980 y 1983) y los de Olazábal (Masters de 1994 y 1999).

Ocho años justos han transcurrido entre estas dos imágenes: la de 1999 cuando Sergio García se fue a llorar al hombro de su madre tras firmar 89 golpes en la primera vuelta del Open Británico disputado en este mismo recorrido, y la de ayer, en la que el castellonense se entristeció profundamente por la ocasión perdida tras un magnífico torneo que se vio empañado por un nefasto último día.

La jornada tuvo toda la intensidad de un Grande. El español comenzó con tres de ventaja, atravesó una crisis brutal ente el quinto y octavo hoyo, con tres "bogeys" en ese tramo.

Fue adelantado por el argentino Andrés Romero, y después por el irlandés Padraig Harrington. Pero ambos, este último lastimosamente con el citado doble "bogey" en el hoyo 18, le dejaron el camino abierto hacia la gloria. La puerta, en cambio, se cerró para el golfista español.