AL-QAZERES EXTREMDURA: Fatou Dieng (4), Andrea Vilaró (6), Nina Bogicevic (7), Callan Taylor (7), Karla Gilbert (4) --cinco inicial-- Yaiza García (4), Vero Sánchez (10), Elena Corrales (0), Marta Tudanca (8), Jennifer George (8).

PERFUMERIAS AVENIDA: Leo Rodríguez (0), Marija Rezan (9), Marta Xargay (4), Shay Murphy (23), Angela Robinson (6) --cinco inicial-- Tamara Abalde (5), Paola Ferrari (16), Mariona Ortiz (5), Vanessa Ble (2), Clara Hernández (1).

MARCADOR POR CUARTOS: 10-19, 21-36 (descanso), 43-55 y 61-71 (final).

ARBITROS: Esperanza Mendoza y Sánchez Benito. Sin eliminadas.

Cuando sabes que no vas a ganar, lo mínimo que tienes que hacer es entregarte hasta el final, ofrecer una buena imagen. El Al-Qazeres lo hizo anoche ante un transatlántico como el Perfumerías Avenida, que terminó imponiendo la sideral diferencia entre ambos conjuntos con un marcador menos abultado del que se esperaba (61-71).

Fue uno de esos partidos que se producen de vez en cuando entre dos mundos: uno el lujoso y ultracompetitivo de las salmantinas y otro mucho más modesto y limitado, el de las cacereñas. El desarrollo y el desenlace es para estar contentos y, aunque esto no sume en la lucha por la permanencia, pensar en ello sí que es legítimo. El equipo ha mejorado.

En el Serrano Macayo se pudo disfrutar de las evoluciones de varias jugadoras maravillosas, de las mejores del mundo. La mejor entrada de la temporada, con casi mil espectadores en las gradas del vetusto y gélido pabellón, estuvo a la altura.

Los primeros cinco minutos el conjunto extremeño se aferró a lo imposible, ofreciendo un despliegue de entrega para intentar aprovechar la posible relajación y el cansancio de su oponente, que 48 horas antes había tenido una cita en la Euroliga. Pareció una enorme conquista haber forzado al entrenador visitante a pedir un tiempo muerto con 6-4 en el marcador.

La realidad, sin embargo, resulta tozuda. El Perfumerías es terriblemente superior en todos los aspectos, por mucho que cediese demasiados rebotes ofensivos. Al unísono apretó en defensa y encontró buenas posiciones de tiro en ataque para encadenar un 0-10 casi instantáneo.

Una mala gestión del final del cuarto impidió que el Al-Qazeres terminase un poco más cerca (10-19), pero la esperanza rebrotó con dos canastas consecutivas para arrancar el segundo (15-19, min. 12). Y de nuevo se demostró que no hay nada peor que hacerle cosquillas a la bestia para que se enfurezca. El 21-36 del descanso se explica por los numerosísimos errores en el pase y en el tiro --algunos no forzados-- de las locales, que no se resignaban, pero sí denotaban cierta impotencia ante lo obvio.

SEGUNDA PARTE Por momentos pareció barruntarse una paliza. Y no fue así. El conjunto de Jacinto Carbajal se exprimió admirablemente para presentar toda la batalla que pudo, llegando incluso a poner nervioso a su millonario oponente.

Poco a poco la diferencia se fue limando. Las salmantinas --apoyadas por un grupo de unos cien aficionados-- no se encontraban a gusto de ninguna de las maneras, sobre todo en ataque. En la otra zona, al Al-Qazeres le costaba un mundo acertar, pero iba poco a poco acumulando aliento. El momento culminante fue cuando a falta de un par de minutos para el final del tercer cuarto, y con 41-47, cometió un par de errores absurdos que derivaron en que el Avenida volviese a estirarse (43-55, min. 30). En medio, una técnica a Jacinto Carbajal.

Había poco más que rascar. La dosis de autoestima local ya estaba conseguida. El gigante no iba a seguir dando oportunidades y en el último cuarto contemporizó para administrar una diferencia estable. Cáceres se le resistió al ex campeón de Europa.