Hay quien se acordó ayer en las calles de Burgos de Claudio Chiappucci y de su lucha imposible frente a Miguel Induráin cuando llegaba una contrarreloj. El Diablo siempre decía "esta vez no fallaré" y el campeón navarro lo noqueaba en cada ocasión. Chiappucci era una especie de antepasado de Purito Rodríguez, pesado en sus ataques a Induráin. Una y otra vez, a la mínima cuesta, sacaba el látigo y lo azotaba. Habría dado parte de su fortuna para que las grandes rondas de hace 25 años tuvieran las denominadas cuestas de cabras que hay ahora. Y Tom Dumoulin, el nuevo líder de la Vuelta, es un prototipo de Induráin, alto como él, resistente en la montaña y exagerado en las contrarrelojes. Solo tiene 24 años y va para figura mundial.

Purito aspiraba ayer en Burgos a perder dos minutos, lo que hizo Fabio Aru (solo cedió 1.53 minutos a Dumoulin y ahora está a tan solo tres segundos del jersey rojo), que pasa ahora a ser el gran candidato a la victoria final. No le salieron las cuentas a Purito, porque se levantó el viento en Burgos, entorpeció la marcha y frenó a su diminuto cuerpo. 1.65 metros para 59 kilos, frente al 1.86 de Dumoulin y sus 69 kilos.

"PERDON" Purito pidió perdón "por fallar". Pero fue más bien un acto de disculpa consigo mío porque estaba convencido de que, por fin, conseguiría derrotar a su propia historia, la que siempre le ha condenado a despedirse de la victoria de una gran ronda por culpa de las condenadas contrarrelojes. Desde el primer momento ya se vio que el pedaleo, el movimiento y la posición de Purito respecto a la de Dumoulin eran como la noche y el día. Por esta razón, todavía fue un pequeño éxito que el ciclista catalán se dejara ante la magnífica catedral burgalesa, donde acabó la etapa, 3.06 minutos respecto al corredor holandés. Quedó tocado. Pero no hundido. Y quizá mucho más preocupado por los 1.12 minutos que le saca Aru, que por los tres segundos de más que le lleva Dumoulin. Aru tiene el mejor equipo de la Vuelta y Dumoulin está más solo que la una con una etapa encerona, hoy en Riaza (Segovia), la sierra abulense y el empedrado de la muralla de la ciudad de Santa Teresa de Jesús (mañana) y la sierra madrileña donde siempre se anuncian que pueden pasar grandes cosas en recuerdo de la hazaña de Perico Delgado de hace 30 años cuando destrozó la carrera para comenzar su particular cita con la historia ciclista. "En las próximas tres etapas habrá un gran espectáculo", anunció Dumoulin.