Que los principales clubs de la región no pasan por el mejor momento de su historia es evidente. Lejos de la élite nacional en los principales deportes por equipos del país, Extremadura vive unos años donde el deporte de masas ha dejado de serlo en las grandes ciudades. Los descensos de entidades emblemáticas y algunas importantes desapariciones o refundaciones han dejado la región ausente de referentes deportivos de alto nivel para debatirse --en un limbo demasiado farragoso-- entre el querer y el no poder. Una situación que, con pequeñas excepciones, ha sumido a la región en una depresión post élite de la que no tiene visos de salir en breve. Sólo Plasencia, que vive todavía el efecto Oncina con su equipo de baloncesto y que el año pasado rozó la ACB, sobrevive sin demasiadas alegrías a las desilusiones de los futboleros de toda la comunidad autónoma.

Cáceres y los recuerdos

Un panorama global que en cada ciudad tiene su propio ingrediente de tragedia griega . En el caso de Cáceres el ejemplo es muy claro. En 1992, la mejor manera de festejar el quinto aniversario del descubrimiento de América fueron cuatro ascensos, tres de ellos a la máxima categoría. Hoy, trece años después, no es precisamente del deporte de élite del que se habla. Pese a todo, el Cáceres 2016, el Femenino Cáceres de baloncesto, el CAR Cáceres de rugby y la AD Cáceres de voleibol se encuentran en un segundo nivel, cerca de lo más alto. Más descolgados, el Cacereño y la AD Extremadura de fútbol sala comparten espacios que aspiran a remontar.

Pese a todo, Cáceres es la que más aporta si tenemos en cuenta el número de clubs que militan en las categorías importantes. "Yo creo que está bien, pero al mismo tiempo considero que podemos aspirar a tener un equipo en la máxima categoría; Cáceres se lo merece", repite como argumento el concejal de Deportes, Lázaro García, que en sus propias carnes ha vivido como profesional el boom del baloncesto y como preparador físico en el fútbol.

Badajoz y sus crisis

En Badajoz la situación se acentúa porque no sólo no consiguió que algunos de sus equipos importantes como el Badajoz en fútbol o el Círculo en baloncesto llegaran a la máxima categoría en la época dorada del deporte extremeño, sino que nadie encuentra solución a la caída libre que están protagonizando sus clubs. Desaparecido el Círculo Badajoz en baloncesto, el Aftasí está muy lejos de la categoría a la que la afición bajadocense aspira. Una crisis que también comparten el Badajoz que atraviesa momentos económicos agónicos que cierran cualquier puerta a la ilusión de un ascenso. Dos casos que han enfrentado estos últimos días al gobierno municipal y a la oposición, que aludía a la pérdida de peso e imagen de la ciudad.

El Universitario de Badajoz de rugby en Primera y el equipo de voleibol también en Primera completan un mapa nada esperanzador del que que sólo se salva el Mideba, el equipo de silla de ruedas que desde hace años se codea con los mejores.

Mérida y el fútbol

En Mérida, cuyo orgullo actual es un club de ajedrez, el Magic, que está en División de Honor, la historia se repite. En los 90, el equipo de fútbol lograba el mayor éxito deportivo de la región logrando el ascenso a Primera División, al igual que hiciera después el Extremadura de Almendralejo. Un éxito que se convirtió en el estandarte de la rebeldía regional en un mundo sin gestas de acento extremeño. El Mérida aguantó un año, bajó, volvió a subir y, de ahí, a la nada. Su reconversión permanente no ha abierto, por el momento, una salida hacia la élite. De hecho, junto con el Imperio, comparte estadio y opciones de ascenso a una Segunda B que no es élite.

Y si en Mérida el fútbol masculino pasa momentos bajos, es el femenino, el de las chicas de La Antigua, el que, pese a descender de la Superliga, se mantiene a un nivel aceptable. Una realidad que necesita de una reflexión. O así lo entiende el concejal de deportes de Mérida, Fernando Molina, quien considera que "la élite está muy bien pero siempre y cuando el dinero que se invierta en los equipos profesionales sea privado. La tendencia de las instituciones es la de invertir en deporte base".

De todo el panorama descrito, sólo Plasencia se sale del guión. Por lo menos, en la tendencia, ya que sin que sus clubs estén en una situación mejor que la del resto de las ciudades de la región, la ciudad norteña vive con ilusión el reto de tener al equipo de baloncesto en la liga LEB. Un éxito si se tiene en cuenta el tamaño de la ciudad y el nivel de los equipos con los que se enfrenta. Y es esta situación de éxtasis la que tira del carro de una ciudad y de una región que este año tiene difícil echarse a las calles a festejar ascensos. Pero, este pequeño oasis de ilusión es, precisamente eso, un oasis pues el Plasencia de fútbol lleva años en Tercera División y todavía es pronto para conocer las posibilidades del equipo femenino Ciudad de Plasencia que, como La Antigua en Mérida y Las Mercedes en Almendralejo disputan la Primera División Nacional, categoría inferior a la Superliga.

Son cuatro realidades que dejan claro que los clubs extremeños en los grandes deportes están lejos de la élite; que Cáceres, con seis equipos, es la ciudad que más se acerca; que Badajoz es la que está viviendo los momentos más difíciles; y que la tendencia, vistos los problemas económicos que acompañan a muchos de los clubs, no augura sensaciones fuertes para el futuro.