Jornada dominical con televisión en directo de Liga ACB. 17 de enero del 99. Un joven delgado del que hablan maravillas se sienta en uno de los banquillos del en el pabellón universitario V Centenario, en Cáceres. Su equipo es el Barcelona. El conjunto de Alberto Pesquera, técnico del conjunto extremeño, logra la proeza de vencer a los azulgrana. El jovencito barbilampiño disputa unos segundos.

Y ahí le ven: Gasol es ahora el líder indiscutible de la selección española de baloncesto, el pívot es uno de los mejores jugadores de la NBA y cobra todo el protagonismo mediático tras sus formidables actuaciones en el Europeo sueco.

Tenemos, por fin, una figura de verdad en nuestro baloncesto. Y supera, de largo, la valía de los afamados de otros tiempos: Corbalán, Epi y, también, otro exNBA, el malogrado Fernando Martín. Estos eran ejemplos de buenos jugadores y lograron el reconocimiento general, pero sin duda están lejos del nivel del catalán. Gasol es, hoy por hoy, el mejor deportista español, y su trono puede ser discutido por el tenista Juan Carlos Ferrero.

Ahora que vivimos tiempos duros en el deporte de élite en la comunidad, hagamos un ejercicio de orgullo: los cacereños tuvimos el privilegio de asistir al nacimiento de una verdadera estrella del deporte mundial. Y luego dicen por ahí que lo de la élite es superficial y que lo que importa únicamente es la base...