Sin hacer demasiado ruido, trabajando para acoplar una plantilla muy remozada en la que la mayoría de los jugadores son nuevos y con la humildad por bandera, como se encarga de repetir a todo el que quiere oirlo el propio entrenador, el Díter Zafra de Rafael Rincón Rus se ha convertido en este inicio liguero en la auténtica revelación del grupo IV de la Segunda División B. "Ahora somos un equipo de Tercera, porque acabamos de ascender y no hemos demostrado nada. Pero nuestro objetivo es ser un digno equipo de Segunda B gracias a nuestro trabajo", apuntaba antes de desprecintar el campeonato el entrenador.

El conjunto segedano se reencontró con una categoría que perdió de forma bastante injusta en Cartagena y ante un rival de entidad. Arrancó un laborioso empate y fue centro de unas críticas que partían más de la frustración de los locales que de otra cosa. Sea como fuere, no hay mejor forma de huir de ese tipo de comentarios que realizando el encuentro que se completó el pasado sábado ante otro clásico de la Segunda División B, el Melilla de José Luis Montes. Hubo que sufrir, hasta en el lanzamiento del penalti que a la postre daría los dos puntos y que hubo de ser lanzado en dos ocasiones, pero el resultado final dejó un agradable paladar y tres puntos más. Con ellos, el Díter Zafra dormía el pasado domingo instalado cómodamente en el grupo cabecero, el de los diez primeros, en la tabla de clasificación del grupo IV. Con todo, en Zafra son conscientes de que esto no ha hecho más que comenzar. Pero, la vela que va delante...