Hoy se entregan en la finca El Toril, muy cerca de Mérida, los premios Espiga al Deporte, promovidos por Caja Rural de Extremadura. Echando una ojeada a la lista de finalistas, hay que reconocer que muchos merecen alguno de los tres galardones que se concederán. Lo más importante, o al menos a mí así me lo parece, será la ayuda económica que se dará a los premiados y que en este año será mayor al del único de la pasada edición, que recayó en el CN Maimona de natación, todo un ejemplo recompensado con el Espiga.

Digo que es lo más importante porque la mayoría de los finalistas están sumidos en los problemas económicos. Son los padres de los deportistas los que, en su mayor parte, costean gastos derivados de los partidos y entrenamientos. No digo que los de la Junta no valgan para nada --aunque sí se podría hacer un esfuerzo algún año de éstos y dotarlos como merecen-- pero éstos son los realmente prácticos. Entre los candidatos, hay unos clásicos favoritos (Mideba y Puebla), pero yo me quedo con un ejemplo increíble: el de los lanzadores montijanos, un milagro creado por ese atleta veterano tan fantástico como es Antonio Fuentes.