Después de vivir vertiginosamente, y muy de cerca, los últimos años del primer equipo del Cáceres, Manuel Piti Hurtado se vio fuera del club el pasado verano y se preguntó a sí mismo ¿qué quiero ser en la vida? A punto de acabar la carrera de Derecho, ha escogido de momento el camino del baloncesto e intentar ser entrenador profesional. Su bagaje como ayudante de Alfred Julbe durante año y medio quiere completarlo con tres meses de un particular exilio en EEUU. La próxima semana viajará al estado de Utah, el estado mormón, para permanecer en su capital, Salt Lake City, colaborando con una de las universidades locales, "haciendo informes para ellos de jugadores europeos que les puedan interesar, conociendo su programa y estudiando sus métodos de trabajo", cuenta.

EL FUTURO

La aventura americana de Hurtado, de 28 años, parte con el confesado objetivo de crecer en sus conocimientos. En Utah tendrá cerca la liga universitaria y la NBA, con los Jazz de Karl Malone, John Stockton y Raúl López, aún lesionado, jugando en el Delta Center. "Quiero mejorar el inglés técnico de baloncesto", añade. Tras su despido en el Cáceres ha pasado los últimos meses entrenando a un equipo infantil en su colegio de toda la vida , el San Antonio, y colaborando con medios de comunicación, como EL PERIODICO EXTREMADURA y la Cadena Cope.

"Sé que es bastante difícil, pero quiero ser entrenador profesional de baloncesto", aventura. Es alumno predilecto de Julbe --"me encanta su modo de entender el baloncesto, aquí se le puso la cruz por un año malo"-- y defensor del talento del jugador joven ("no se le dan oportunidades porque somos inseguros"). Ahora su sueño es que alguien le dé una oportunidad. "Lo importante es que la gente disfrute con el baloncesto", sentencia, casi en la escalerilla del avión.