La Federación Española de Fútbol, por decisión de su junta gestora, convocó ayer nuevas elecciones a la presidencia justo 364 días después de haberlo hecho por última vez, el 13 de febrero de 2017, para unos comicios que cerró con la reelección de Ángel María Villar el 22 de mayo.

En esta ocasión la convocatoria, fijada para el 9 de abril, difiere mucho de la anterior y está forzada por los acontecimientos de los últimos siete meses. Sobre todo la detención de Villar el 18 de julio y su posterior suspensión y destitución del cargo de presidente en el que llevaba desde julio de 1988. Tras todo ello figura la acusación del juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz contra Villar por presuntos delitos de administración desleal, apropiación indebida y/o estafa, falsedad documental y corrupción entre particulares.

Estas nuevas elecciones vuelven a estar rodeadas de polémicas y dudas. Ahora porque el nuevo llamamiento a las urnas para elegir presidente puede no tener sentido si el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), con el aval del Consejo de Estado, dicta que lo que hay que hacer es repetir todo el proceso electoral. Es decir, elegir primero a los miembros de la Asamblea -120, más los 19 responsables de territoriales- para que ellos voten luego al presidente y a la Comisión Delegada.

El TAD espera que el Consejo de Estado le avale en este sentido, después de estimar una reclamación del presidente del CSD, José Ramón Lete, cuando se conocieron datos del sumario de la Operación Soule sobre las presuntas actuaciones irregulares.