Inglaterra ha declarado la guerra al fútbol español. La reacción extemporánea de Luis Aragonés ante el acoso de los periodistas británicos y los insultos de carácter racista hacia jugadores de raza negra de la selección inglesa sub-21, que el martes se enfrentó a España en Alcalá de Henares, han provocado la enérgica reacción de la Federación Inglesa (FA), que ha hecho llegar a la UEFA y a la FIFA una queja formal. En el partido de anoche en el Bernabéu, Ashley Cole, el único jugador negro, también fue objeto de burlas.

La Federación Española de Fútbol (RFEF) rechaza las acusaciones y habla de una campaña preparada por los medios ingleses. Un portavoz federativo negaba cualquier tipo de incidente en el partido, que España ganó con gol de Cesc: "No hubo nada fuera de lo normal o que se pueda considerar racista. El comportamiento del público fue correcto, educado y sin insultos que observara nuestra delegación", aseguró.

TEMEN UNA SANCION De cualquier modo, la federación no descarta que la UEFA imponga alguna sanción por lo ocurrido. "Si trae consecuencias de algún tipo, la RFEF tendrá que hacerlas frente", añadió la citada fuente, que se remitió al buen ambiente que reinó ayer en la comida oficial que celebraron ambas delegaciones.

La FA insiste en que, durante el primer tiempo, los delanteros negros Cole y Bent fueron objeto de burlas y cánticos ofensivos por parte de algunos aficionados, lo mismo que Johnson al final.

Anoche, en el Santiago Bernabéu volvieron a escucharse esas reacciones por un sector del público cada vez que Cole tocaba el balón.