«Yo me quería venir. No me adapté. El entrenador... todo; no estaba a gusto. Estaba mal». Para Fran Viñuela (Villafranca de los Barros, 1-1-1998) está siendo una temporada atípica: firmó tres años en el Murcia e, inopinadamente, tras un mes y medio en su nuevo destino, quiso volver sobre sus propios pasos para reorientar su carrera como futbolista. Resultados en mano, su decisión le está dando buenos dividendos, al punto de ser uno de los jugadores de moda en la región. Tanto que algunos de los clubs más importantes pretende sus servicios.

Viñuela volvió a la ciudad que le vio triunfar la pasada campaña (con el Diocesano) y eclosionar en ésta como una estrella en ciernes (Cacereño). «Quería volver a Cáceres, una ciudad que me encanta. Y firmar por el Cacereño. Se enfadaron un ‘poquino’ conmigo, pero en el Cacereño tenía más futuro por las aspiraciones», cuenta gráficamente el joven extremo sobre la decisión de elegir el CPC en vez del Dioce en ese momento.

Tenía más ofertas cuando dejó Murcia (había firmado un contrato por tres temporadas, la primera en el filial y las otras dos en el primer equipo pimentonero, roto automáticamente en su retorno), aunque su excelente inicio de liga ha disparado su caché. El Cacereño ya ha querido renovarle con un contrato largo, pero hay varios clubs de la región (Mérida, Extremadura) que ya han preguntado por él y que incluso han desplazado emisarios para comprobar in situ su condición de velocista goleador: ha marcado ya seis tantos en lo que va de campeonato.

Sin despiste

Pero Viñuela, que también ha cambiado de representante, dice que no se va a despistar y que tiene un solo objetivo. «Yo a seguir a lo mío, que es el Cacereño, a hacerlo lo mejor posible y a ascender a Segunda División B», apunta, especialmente convencido también en sus posibilidades.

¿Estaba él seguro de que iba a empezar así? «Yo estaba convencido de que lo podía hacer bien». Evidentemente, su confianza en sí mismo es grande.

Al cuadro colegial le hizo el gol que sirvió a los de José María Rebollo para ganar en la Ciudad Deportiva. Enfrente estaban sus amigos del pasado año en el juvenil de División de Honor, como Leo, Nino o Jaime. Fran Viñuela aclara que no tenía ningún tipo de problemas con el Diocesano, al que dice estar agradecido. En justa correspondencia, hizo diez tantos con el juvenil y uno, el del ascenso, con el de Primera extremeña, con lo cual ya está en la historia de los dos clubs.

Ahora, Viñuela, que este año tan atípico no estudia, tiene otra ocupación que le está motivando especialmente. Entrena a los jovencísimos futbolistas del alevín de la Fundación del Cacereño. «Me lo paso muy bien», no duda en decir, aunque dice que, según piensa ahora, solo se podría pensar en él como técnico de un plantel de esa edad.

El futbolista insiste en sentirse apreciado en su actual club y hasta se permite bromear. «¿20 goles? ¿Sólo? Más...». Conoce Fran Viñuela que el futuro puede ser suyo, pero que le queda mantener esa línea para seguir siendo un jugador de su verticalidad, esa que está marcando la diferencia en la Tercera extremeña y esa que está llamando la atención tanto.