En la muerte de

Telmo Zarra

Se fue para siempre una figura legendaria del Athletic Club de mis amores y del fútbol español, un auténtico caballero, el jugador más emblemático en la historia del equipo bilbaino.

El apellido Zarraonaindia se puede traducir al castellano como "viejo, bueno y grande". Siempre fue un defensor del juego limpio, pues pese a sus características de delantero centro potente, rematador de cabeza, físicamente muy fuerte, nunca aprovechó esas cualidades para jugar duro; ya es uno de los componentes del Olimpo del fútbol.

Se marchó el ídolo, el hombre que alentó tantas furias desatadas, sin más bagaje que un entusiasmo infrecuente y una elocuente deportividad. A los niños apenas nos hablaban de Zarra, se nos reconocía el amor por los colores del Athletic. Queda el recuerdo de su gol a Inglaterra, por cuyo triunfo se celebró en mi pueblo una verbena popular en la plaza de España.

Ahora, en el más allá, volverá a formar delantera con Venancio, Panizo y Gainza. Iriondo todavía vive.

JUAN AUNION SIERRA. Montijo

Fútbol aficionado:pasión e ilusión

El fútbol aficionado es el no profesional, en el que el deportista no cobra o, si lo hace, sólo percibe compensación derivada de su práctica deportiva, aunque hay que tener en cuenta que lo que esencialmente determina la profesionalidad no es la cualificación deportiva, sino la existencia de una retribución por la prestación de servicios.

La dirección y gestión de un club de fútbol aficionado puede ser considerado como un proceso casi artesanal, donde hay que hacer malabarismos. En muchos casos guían la pasión y la ilusión. El éxito depende de la formación, capacidad y dedicación de los responsables, incluso de la suerte, pero sobre todo del sentido común. La entidad debe hacerse conocer por su entorno. La presencia en los medios es imprescindible.

El apoyo de las instituciones puede ser importante, aunque en materia de subvenciones son realmente escasas. Muchos clubs carecen de la necesaria planificación, pero el objetivo del fútbol base, no hay que olvidarlo, es ante todo formativo.

JUAN LUIS ESPADA. Cáceres.