El año 2004 proclamó al marroquí Hicham el Guerruj, doble campeón olímpico en Atenas, como el mejor mediofondista de todos los tiempos y derribó un mito viviente del atletismo: Marion Jones, sobre quien estrechan el cerco los investigadores del caso Balco .

El Guerruj, que había perseguido durante ocho años un título olímpico, consiguió en Atenas dos en cuatro días: el de 1.500, batiendo al segundo hombre más rápido de la historia, el keniano Bernard Lagat, y el de 5.000 con un triunfo de prestigio sobre el plusmarquista mundial, el etíope Kenenisa Bekele.

Desde que Paavo Nurmi, el finlandés volador, lo hizo en París-24, ningún otro atleta había logrado ganar los 1.500 y los 5.000 metros en unos mismos Juegos Olímpicos.

HOLMES, DOMINADORA Atenas-2004 coronó en la rama femenina a la británica Kelly Holmes, que devolvió el orgullo al mediofondo británico con sendas victorias en 800 y 1.500 metros.

La cara triste de la moneda tuvo la efigie de Marion Jones, cuyos resultados en las pistas abonan las denuncias formuladas contra ella por el dueño de los laboratorios BALCO, Víctor Conte, quien acusó a Jones de haberse inyectado sustancias dopantes en su presencia.

En solo cuatro años Marion Jones pasó de ser la reina de los Juegos de Sydney, la primera mujer que consiguió cinco medallas en una sola edición, a un modesto quinto lugar en la única prueba para la que obtuvo plaza olímpica en Atenas, el salto de longitud.

TRAMPOSOS Los Juegos de Atenas se vieron salpicados por el dopaje desde antes de su comienzo hasta después de su clausura. Costas Kenteris y Ekaterini Thanou, ídolos de la afición griega, escaparon a un control del COI en la Villa Olímpica y después simularon un accidente de moto para justificar su ausencia. Con buen criterio decidieron renunciar a los Juegos antes de que el COI los expulsara y su caso está en manos de la IAAF.

Robert Fazekas y Adrian Annus, ganadores de las finales olímpicas de disco y martillo, tuvieron el dudoso honor de perder sus metales tras ser descubierto su método artesano (un pene falso con orina limpia) para burlar los controles de dopaje. Como ellos, la rusa Irina Korzhanenko perdió su título de peso tras profanar con su positivo el sagrado recinto de Olimpia.