Todos los días, cada noche de lunes a sábado, un grupo de padres traslada en sus propios vehículos a sus hijos desde Los Santos de Maimona a una piscina de Almendralejo, donde los jóvenes deportistas van mejorando marcas. Y lo hacen desde hace muchos años.

El esfuerzo les viene mereciendo la pena desde hace 14 años, tiempo que ha transcurrido desde que se fundara el Club Natación Maimona. A partir de ayer, están un poco más felices. La modélica entidad santeña logró alzarse con la primera edición del premio Espiga , que concede Caja Rural de Extremadura como reconocimiento al impulso de la actividad física y del deporte.

No son los 3.000 euros del importe del galardón los que enorgullecen a gente como Manoli Leal, emocionada portavoz ayer del club que preside Félix López. Es algo más. Es, por ejemplo, que las instituciones se acuerden de que siguen estando ahí y reconozcan el trabajo o que los mismos competidores deportivos también les feliciten, caso del Club Natación Los Delfines de Cáceres, otro de los 21 finalistas, que casi hizo suyo el premio, pues se vieron reflejados: es la realidad del deporte menos conocido, del anónimo en algunos de los casos.

Al primer plano

"Los deportistas logran medallas y laureles; los impulsores rara vez están en primer plano", subrayó gráficamente el presidente de Caja Rural de Extremadura, Jesús Jiménez en el acto, celebrado en la finca El Toril , en el término de El Carrascalejo y en el que el eternamente emotivo Martín Fariñas ejerció de maestro de ceremonias.

"Tenemos pocos recursos, pero nos sobra ilusión", afirmó la responsable del club santeño, en tanto que el consejero de Cultura de la Junta, Francisco Muñoz, adelantó que en no mucho tiempo los nadadores --y, sobre todo, sus padres-- verán acortado el camino diario, pues se hará una instalación más cercana a Los Santos. El premio se dio por unanimidad. El año que viene tendrá, además, dos accésit, con lo que habrá más anónimos clubs o impulsores del deporte con protagonismo.