Hubo excesiva tensión durante algunos momentos del derbi y tras el partido se produjo un desagradable incidente en el acceso a vestuarios y que el árbitro no pudo ver, pues corrió a ser escoltado por la Guardia Civil antes de que los jugadores de ambos bandos se retirasen hacia las casetas, evidenciando miedo y una actitud imperdonable y sancionable. Todos decían que la tensión venía desde el partido de la primera vuelta --en el que ni Ismael Díaz ni Angel Marcos eran responsables técnicos de Cacereño y Díter Zafra--, pero lo cierto es que hubo insultos y alguna mano cruzada entre jugadores de uno y otro equipo en la antesala de los vestuarios del Municipal de Miajadas.

Un directivo del Díter Zafra reclamó al director general del Cacereño, José Ignacio Aguinaga, mayor presencia de seguridad, pero lo cierto es que había al menos cinco guardias civiles velando por la integridad de todos los que allí se encontraban. Finalmente no hubo que lamentar más incidentes que el cruce de insultos y algún cachete , pero la imagen fue deplorable.

LOS TECNICOS

En sala de prensa y con gesto muy contrariado, Ismael Díaz apenas comentó unas palabras sobre lo que le había parecido el partido. "Tengo que contar antes hasta diez para decir lo que siento", espetó el técnico asturiano.

"Si después de todo lo que hemos hecho, de dieciseis faltas encajadas y dos a favor, resulta que acabamos el partido con uno menos y con otro central con la quinta amarilla es como para..., pero tengo que felicitar a mis jugadores porque lo han dejado todo y pese a todo seguimos siendo líderes, aunque a alguien le pueda pesar".

Ismael Díaz se quejó de una mano negra contra su equipo. "No sé que hemos hecho al fútbol para que nos traté así. Alguien se está encargando de romper todo lo que estamos construyendo. Hicimos hoy todo lo posible, creamos las ocasiones... Ellos, en la primera vez que tiran marcan gol, pero la tónica ya la habéis visto".

Por su parte, Angel Marcos, técnico del Díter Zafra, comentó que el partido había tenido "dos partes diferenciadas. En la primera ellos controlaron más y en la segunda nosotros tuvimos el dominio, pero nos faltó mordiente para sentenciar el partido cuando jugábamos con uno más".

Marcos no quiso enjuiciar la labor arbitral. "He aprendido a no darle importancia porque en catorce partidos que llevo aquí, unos días te dan y otros te quitan".

Marcos no quiso opinar de la jugada clave porque "Jurado es amigo e Israel es de mi equipo".