Ismael Díaz, técnico del Cacereño, que mostró su caballerosidad con los jugadores del Real Jaén al animarles uno por uno tras el pitido final, comentó que el de ayer fue un partido "complicado porque sabíamos que venían a jugar sus cartas y, de hecho, nos sorprendieron nada más comenzar, pero tuvimos fe en nuestras posibilidades y acabamos dándole la vuelta a un partido difícil".

Para el entrenador asturiano los penaltis pitados por Felipe Rosón "lo fueron y la actuación del árbitro no tuvo transcendencia", asegurando que el equipo está en "un alto nivel de exigencia".