El partido entre Cacereño y Olivenza estaba dando sus últimos coletazos, cuando ocurrió lo inesperado. Entre la grada y el tunel de vestuarios coincidieron Jorge, central del Olivenza expulsado, y Fran Nacarino, entrenador del Cacereño, sancionado en el primer encuentro de Liga. Según éste, alguien, desde el público, lanza un insulto ("pueblerino"), el jugador se revuelve contra quien considera le había ofendido, en este caso el técnico local, y la tensión genera en un cruce de improperios que culmina con un "guantazo con la mano abierta" al rostro de Nacarino. El resultado, atención médica en el Hospital Virgen de la Montaña con puntos de sutura incluidos y posterior denuncia en la comisaría.

El técnico asegura no ser el autor de la provocación al jugador y haber actuado con la cabeza fría para no repeler la agresión. "Pensé en otra ocasión en la que me vi envuelto en una pelea en Málaga. En aquel momento sí respondí con violencia y luego me arrepentí. Me prometí que no volvería a hacerlo y de ahí la denuncia a través de la justicia ordinaria", explica Nacarino, quien añade que "de haber acudido a la justicia deportiva le habrían caído dos años de suspensión y se trata de que aprenda, no de castigarle".

UN CHICO CON ANTECEDENTES El Olivenza, por su parte, y en boca del vicepresidente Fernando Rivera, lamentaba el incidente y adelantaba que el club reprochará al jugador "su actitud". En todo caso, la idea era escuchar la versión del jugador en la reunión de la junta directiva que se celebró ayer a partir de las 21.00 horas.

Rivera reconocía que "es un chico complicado". Jorge milita desde infantiles en el Olivenza y ha protagonizado incidentes incluso con compañeros del equipo en otras ocasiones: "Es un toro bravo. Es el típico chico que si lo buscas, lo encuentras. Se le cruzan los cables rápido".

El jugador sabrá hoy qué decisión toma el club y si finalmente es sancionado.