La Sociedad Polideportiva Villafranca ha decidido esta temporada cambiar el traje de chaqueta por el mono de trabajo y ese proceso de proletarización futbolística está dando excelentes resultados. A pesar de la marcha de jugadores importantes en la temporada anterior (Vicente, Raúl, Dámaso, Julio Pecero...), y las restricciones económicas (93.000 euros de presupuesto), el club que preside Francisco Gutiérrez se ha encaramado en los más alto del grupo XIV de Tercera.

Para el recuerdo

El Villafranca asume que se trata de una situación coyuntural en cuya consecución han influidos varios factores como los tres puntos otorgados por el comité de competición por alineación indebida del Villanovense en el primer partido liguero o el hecho de que algunos rivales directos figuran con un partido menos. Aún así, la clasificación que el lunes publicó EL PERIODICO tendrá un lugar de privilegio en la modesta hemeroteca del Villafranca, que tras jugar dos liguillas de ascenso en la década de los 90 atravesaba en las últimas temporadas un prolongado periodo de transición condicionado por la elevada deuda que arrastra la entidad, ahora atenuada tras la suscripción de una operación de crédito a largo plazo que garantiza su viabilidad financiera en el futuro próximo.

En el aspecto deportivo, el tándem Diestre-Feli se han visto obligado a contar con jugadores de clase media dispuestos a darlo todo. El descendido Grabasa Burguillos ha sido la principal proveedor de jugadores para el nuevo proyecto (Kikoché, Miguel, Jorge). Junto a ellos jóvenes con gran futuro (Nacho, Vélez o Tomi), veteranos ilusionados en el ocaso de su carrera (Cano o Nico) y futbolistas que han vuelto al Villafranca para revivir triunfos pretéritos (Isaac o Mariñas) conforman un bloque homogéneo y que conforman una piña.

El caso de Mariñas (seis goles) merece mención especial. Tras ser el segundo máximo goleador de la Tercera hace tres temporadas con el Villafranca, el delantero de Montijo no culminó su progresión en sus sucesivos clubes (Valladolid B, Díter, Montijo, Santa Amalia). Animado por la directiva y antiguos compañeros, ha vuelto a enfundarse la camiseta amarilla y ha iniciado un sorprendente proceso de rehabilitación futbolística.

El técnico, Antonio Diestre, no esconde su alegría, pero sólo piensa en lograr los puntos (toma la referencia de los 42) que aseguren el verdadero objetivo para esta temporada: salvar la categoría. Mientras, soñar no cuesta nada.