REAL MADRID - 2: Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Raúl Albiol, Marcelo; ´Lass´ Diarra, Xabi Alonso, Granero (Drenthe, m.66) ; Kaká, Raúl y Benzema.

MILAN - 3: Dida; Oddo, Nesta, Thiago Silva, Zambrotta; Ambrosini, Pirlo, Seedorf; Ronaldinho (Flamini, m.90), Pato e Inzaghi (Borriello, m.60).

GOLES: 1-0, m.19: Raúl. 1-1, m.62: Pirlo. 1-2, m.65: Pato. 2-2, m.75: Drenthe. 2-3, m.88: Pato.

ARBITRO: Frank De Bleeckere (BEL). Mostró cartulinas amarillas a Albiol, Raúl y Marcelo por el Real Madrid, y a Zambrotta y Pirlo por el Milán.

La pegada del brasileño Pato, autor de dos goles en el clásico de Europa entre Real Madrid y Milán (2-3), resucitó al conjunto italiano a costa del equipo del chileno Manuel Pellegrini, que agravó con errores individuales la ausencia de un estilo de juego.

El Madrid no sabe, de momento, ganar encuentros ante rivales de entidad. En su primera prueba en Sevilla fue vapuleado por momentos. Ante un Milán, alejado del virtuosismo del pasado, encajó la segunda derrota. Dolorosa por graves errores individuales y por dejar escapar la oportunidad de sentenciar el grupo frente a un rival propicio.

Porque el Milán, pese a su triunfo, no es ni la sombra del equipo que fue. Solo Pato, un diablo repleto de calidad, aporta algo de luz en un equipo que juega andando. Al ritmo de sus veteranos futbolistas.

Al trote de un Ronaldinho que representa la delgada línea que separa al futbolista de instalarse en la elite a convertirse en uno más. Alejado de las virtudes que le convirtieron en el mejor del mundo. Instalado en la polémica de las largas noches y cortos entrenamientos.

A un futbolista como Cristiano Ronaldo siempre se le echa de menos, pero en encuentros como el que planteó Leonardo a Manuel Pellegrini aún más. La derrota milanista en casa ante el Zúrich le obliga a quemar sus opciones apostando por el ataque. Dos equipos con tres delanteros en el campo. Espacios para el portugués que se lamenta en su palco, del tobillo maltrecho.

Las bajas atacan al conjunto madridista. Impidieron a última hora la titularidad de Higuaín. Permitieron una nueva oportunidad para Benzema. Perdido por momentos sobre el césped, brillante en acciones aisladas. Como la jugada en el rincón derecho del área, cuando fue derribado por Zambrotta, en un penalti que el único que no vio fue el colegiado belga De Bleeckere.

Se cumplían quince minutos de tanteo, a ritmo de Kaká, con el Milán sin llegar a la portería de Iker Casillas y Granero probando a Dida. A su segunda intentona el disparo fue igual de blando, pero se encontró con un inesperado regalo del veterano portero brasileño.

Pensó Dida en sacar rápido en vez de asegurar el balón en sus manos y al lanzar la carrera se le escurrió. No podía ser otro. El más listo de todos. Quien vive cada segundo del partido con la misma intensidad. Raúl González. El que recogió el regalo y marcó a puerta vacía.

Debía sentenciar el Real Madrid en la reanudación. Subir el ritmo para mostrar las carencias del rival. Evitar su resurrección, como hizo ante el Roma en la última jornada de la liga italiana. Pero perdonaron Raúl y Kaká.

CASILLAS, MAL Parecía muerto el Milán cuando la indiscutible calidad de uno de los veteranos dinamitó el partido. Sin la posibilidad de elaborar jugada, inventó Pirlo un latigazo a 35 metros que sorprendió a Iker Casillas. Reaccionó tarde.

Unos minutos de duda costaron caros al Real Madrid. Asimiló mal el tanto. Zambrotta con un disparo lejano y Seedorf con la derecha avisaron. Un error garrafal de Casillas dio la vuelta a todo. Acostumbrado a realizar paradas milagrosas, Iker dejó boquiabiertos a todos al medir mal en una salida a un pase largo y dejar a Pato marcar.

Alejado del fútbol que desea Pellegrini, que no reaccionó en el banquillo, solo la heroica podía salvar algún punto. Sin orden. Con Raúl sacando saques de esquina llegó el empate. Encontró a Drenthe, que conectó un zurdazo ajustado al palo (2-2).

Había fe en la remontada, pero el Real Madrid se cayó como un castillo de naipes. Resucitó Casillas para sacar con el pie un disparo de Pato solo, pero nada pudo hacer después cuando de nuevo el brasileño le fusiló.