A Sandi Marcius no se le ha escuchado mucho esta temporada en el Cáceres Patrimonio de la Humanidad... fuera de la pista. Sobre el parquet sí se ha hecho sentir con contundencia, convirtiéndose en el mejor a nivel estadístico y también acaparando los premios que se otorgan anualmente: el de la Asociación de Aficionados, fruto de los votos de los seguidores y patrocinado por El Montaíto, y el de Halcón Viajes al jugador más rentable en los partidos fuera de casa.

El pívot croata recogió ayer ambos galardones con una tremenda sonrisa en los labios. El acto sonó también a despedida: es muy poco probable que el Cáceres pueda afrontar la cotización en la que se va a poner en el mercado veraniego.

Tanto es así que el propio Marcius ya piensa que la LEB Oro se le queda pequeña, y eso que acaba de completar su primera temporada en ella después de llegar del Iraurgi de LEB Plata. Pleno de confianza porque su progresión en España ha sido llamativa, no tuvo inconveniente en decirlo públicamente: «Creo que estoy preparado para dar el paso al siguiente nivel, pero también depende de cómo me vean los equipos y cómo ven sus entrenadores cómo puedo encajar con ellos, como ha pasado en el Cáceres».

Su objetivo, lo reconoció, es encontrar un equipo en la Liga Endesa. Lo que es seguro es que, como mínimo, podrá aspirar a estar en un ‘grande’ de la segunda categoría, en la que sus fundamentos y esfuerzo en el rebote han concitado extraordinariamente la atención. Con 17,5 (13,8 puntos, 7,8 rebotes y 61,4% en tiros de dos puntos) ha sido el octavo jugador más valorado de la liga.

«Veremos qué pasa. Es pronto todavía. Hay equipos que todavía siguen jugando. Se puede hablar mucho todavía. Ya lo haremos» Es el momento para descansar», explicó. Ahora repartirá su tiempo entre su país natal y Estados Unidos, donde mantiene muchos vínculos después de jugar en la NCAA con las universidades de Purdue y DePaul.

Reconocimiento

«Significa mucho que los aficionados reconozcan el trabajo que hemos hecho», añadió sobre los premios Marcius, que el próximo día 25 cumplirá 27 años. Se expresó siempre en inglés, pese a que entiende a la perfección el español tras dos años en el baloncesto nacional. «¿Tímido? Sí, un poco». Aprovechó para elogiar la «profesionalidad» de los trabajadores de El Montaíto, el restaurante que colabora con el club y en el que suelen almorzar buena parte de los jugadores.

«Estoy feliz porque he conseguido el objetivo principal de la temporada: trasladar mi nivel de juego de Plata a Oro. Creo que he estado muy cerca», explicó.

Marcius dedicó palabras muy cariñosas para el que ha sido su entrenador, Ñete Bohigas, quien inequívocamente apostó por él desde el primer momento. «Siempre he tenido buena relación con él. Me tenía muy controlado ya desde la pasada temporada cuando jugaba en Azpeitia. Me ha dado mucha confianza y me ha permitido jugar a mi modo. Eso se ha traducido en buenos resultados para mí y buenos resultados para el equipo».

Sí reconoció que tiene un aspecto que mejorar en su juego: «Tengo que ser más listo para no acumular faltas tan pronto, como me ha sucedido en algunos encuentros. Por lo demás, creo que me he acostumbrado bien al juego que se hace en España. Quizás también tengo que adaptarme mejor al estilo de juego que hace el rival, pero eso ya es una cuestión más de partido a partido».

Marcius le vio una pega a la temporada que acaba de concluir para el Cáceres Patrimonio de la Humanidad, lo que ilustra su grado de ambición a nivel individual y colectivo: «Es una pena que todo esto no haya servido para que el equipo se clasificase para los playoffs».