Quedaban 68 kilómetros para la meta de Foix y dos puertos de montaña, la despedida de los Pirineos. Alberto Contador no se lo pensó dos veces. Era su etapa, como si fuera un calco de la disputada el año pasado en la Vuelta, en ruta hacia Formigal, casi tan corta como la de Foix, y donde el madrileño le hizo ganar la ronda española a Nairo Quintana. Demarró con ese toque explosivo que sigue manteniendo y Mikel Landa, que lo vio, decidió secundar la fuga. El inicio de la revuelta, del ciclista que no sabe ser gregario, y el que se situó a un minuto de su líder, Chris Froome, y del amarillo de Fabio Aru.

«Mikel, hoy es el día para que entres en la general. Es perfecto para el Sky». A 18 kilómetros por hora, subiendo Agnes, tampoco se estaba para ofrecer un discurso. Pero esas fueron las palabras de Contador hacia Landa, la frase que igual pudo ser la que comenzó a cambiar la historia de este Tour. Hasta el comentario de Contador, Landa era simplemente el vigilante del Sky, el ciclista que, lanzado por delante, podía ser el comodín perfecto para ayudar a Froome, por si llegaba la ofensiva del británico subiendo el Muro de Péguère, el último puerto del día y de los Pirineos. Pero cuando habló Contador, cuando le dijo que la fuga era ideal para él, todo cambió, lo que de hecho beneficiaba al ciclista madrileño, convertido en un corsario que quería destrozar todas las naves del Tour. Landa se puso a colaborar. Los relevos del corredor vasco eran los que daban mayor garra a una fuga que fue adquiriendo minutos y que lo colocó no solo en la general, si no que provocó que Froome comentase al final de la etapa que los movimientos de Landa eran idóneos para la táctica del Sky. Pero no quedaron dudas. Landa inició camino de Foix su revolución. Se ve fuerte. «Soy un escalador y cuando hay montaña puedo lucirme porque tengo más piernas que galones». No salió del todo, pero quedó claro que Landa tiene sus opciones: está a un minuto de Froome. Aru sigue de amarillo.

Ayer ganó el francés Barguil por delante de Nairo y Quintana y Alberto Contador.