CACERES 2016 - 69: Rod Brown (5), Mike English (7), Lucio Angulo (13), Diego Guaita (0), Wayne Simien (16) --cinco inicial-- Chus Poves (11), Tomás Bellas (15), Juan Sanguino (2), Dan Cage (0).

VILLA DE LOS BARRIOS - 65: Xavi Vallmajó (14), Ross Schrader (0), Alejandro Alba (2), Ricardo Guillén (13), Jesús Chagoyen (13) --cinco inicial-- Gonzalo Sánchez (0), Marcus Campbell (8), Levi Rost (10), Jesús Castro (3), Iturbe (2).

ARBITROS: Garmendia y Calatrava. Eliminado: Simien (min. 40).

MARCADOR POR CUARTOS: 11-10, 33-29, 44-48 y 69-65.

No fue la victoria más brillante, pero sí quizás la más útil de la temporada. El Cáceres 2016 se dio un tremendo respiro ante el Villa de Los Barrios en un partido malo que no se calentó hasta el final. En la particular ruleta rusa en el que se han convertido las citas del equipo de Manuel Hurtado, esta vez el revólver no traicionó.

Fue una de esas noches en las que lo único que debe recordarse es el resultado. Durante muchos minutos, el Cáceres 2016 fue ese equipo insustancial que tiene mosqueda a buena parte de su afición. Muchos de sus ataques acabaron en tiros absurdos y precipitados, aunque al menos se mantenía el tipo en defensa y en el momento de la verdad los jugadores sacaron el carácter que debe distinguirles. El juego de Los Barrios tampoco sedujo en absoluto y probablemente un equipo un poco más avispado se hubiese llevado el triunfo del Pabellón Multiusos.

El positivo desenlace debe tener efectos terapéuticos y tranquilizadores para un grupo, el cacereño, que no parece encauzado, con los roles todavía por definir y una inconsistencia peligrosísima en una liga tan fuerte como ésta. Y eso se transmite a un público frío hasta el tramo final y que en algunos momentos amagó con pitar a sus propios jugadores. Las lesiones de Adrian Moss y José María Panadero no pueden ser excusa para disculparlo todo.

A TIRONES Y eso que el Cáceres 2016 empezó bien, enchufado, con ganas de romper pronto el partido y de tener una jornada plácida ante lo que parece que será un rival directo en la zona media de la tabla. 9-1 a los cuatro minutos y unas buenas sensaciones que se volatilizaron a poco que Los Barrios entró en el partido y Wayne Simien se cargó con dos faltas (11-6, min. 7). Pese a que no estaba del todo atinado, la retirada al banquillo del pívot norteamericano fue un mensaje de confianza para los visitantes, que tomaron la iniciativa ante el absoluto apagón ofensivo de su oponente (15-19, min. 14).

Fue probablemente el peor momento de los cacereños, muy nerviosos ellos y su público. Simien volvió y se asoció bien con el inesperado héroe de la velada, Tomás Bellas. El teórico segundo base fue el sustento en ataque hasta el intermedio, con nueve puntos casi seguidos que dieron vida cuando los murmullos se multiplicaban (33-29, descanso).

No todo estaba ganado, por supuesto. Bellas abrió con su tercer triple el segundo tiempo, pero el Cáceres seguía débil, confiándolo todo a que esta vez sí estaba muy vivo en defensa. Mike English cometía la cuarta falta, Diego Guaita fallaba triple tras triple, Dan Cage hacía literal lo de que es un jugador de perfil bajo y en Los Barrios Ricardo Guillén parecía despertar, lo que volvió a cambiar el signo (44-48, min. 30).

PERSONALIDAD La situación llegó a ponerse algo peor (44-50, min. 31), pero Hurtado al fin dio con la tecla. Volvió a dar cancha a Bellas por el gélido Rod Brown y esta vez en lugar de anotar se dedicó a generar juego, de lo que se aprovecharon varios de sus compañeros: Chus Poves --que parecía contagiado por el mal tono general, pero que acabaría siendo decisivo con diez puntos en el cuarto final--, Lucio Angulo --tantas batallas deben otorgar un gen ganador-- y el omnipresente Simien, al que solo cabe pedirle un poco más de dureza en su zona. Es fácil ponerse a temblar imaginando qué sería de este equipo si aún estuviese Harper Williams en él.

Un inspirado parcial de 11-1 fue un golpe letal para los gaditanos (55-51, min. 35), aunque el partido nunca acabó de estar sentenciado. Nadie respiró tranquilo hasta la última jugada: quizás sufrir sea el sino de este equipo y también el único camino hasta conseguir el respeto de la categoría y de sí mismo.